Pocos países en el mundo escapan a la necesidad de revisar cada tanto su sistema de seguridad social, y en casi todos los casos el punto más polémico es el aumento de la edad mínima de retiro.

Este año hemos visto en Francia multitudinarias protestas contra la reforma jubilatoria impulsada por el presidente Emmanuel Macron, que lleva la edad mínima de 62 a 64 años a partir de 2030, y adelanta a 2027 la exigencia de cotizar 43 años, en lugar de 42, para cobrar una completa. En medio de revueltas populares, huelgas y un posible fracaso en el Parlamento, Macron apeló a una facultad constitucional y aprobó la reforma por decreto. El asunto terminó en manos de un Consejo Constitucional, una especie de grupo de “sabios” que el 14 de abril resolvió validar las medidas clave de la reforma, desatando una respuesta inmediata de rechazo en las calles tras meses de protestas.

Los expertos coinciden en que ante una mayor esperanza de vida, aumentar la edad de jubilación es necesario para mantener la proporción de población económicamente activa a pesar del envejecimiento.

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Esta fue la recomendación que hizo a fines de marzo el economista jefe del Banco Mundial (BM), Indermit Gill. Tomando como ejemplo a Francia, Gill recordó que en ese país se "observa un incremento de 20 años de la esperanza de vida desde 1950". "Debemos por lo tanto esperar que las personas trabajen más tiempo", enfatizó. Pero "hay personas que se niegan a trabajar incluso dos años más a pesar de este aumento de la esperanza de vida de dos décadas", añadió Gill. Según él, esto es señal de la dificultad de aceptar una necesidad.

Este es uno de los argumentos del presidente Luis Lacalle Pou para defender la reforma jubilatoria en Uruguay –la calificó como un “acto de responsabilidad nacional”-, pero que como la francesa enfrenta una fuerte oposición de izquierda y de los sindicatos.

La exposición de motivos del proyecto del gobierno uruguayo hace referencia al factor demográfico. Recuerda que en 2017 la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) publicó “Escenarios Demográficos 2050”, donde se proyecta la población de Uruguay bajo distintas hipótesis. La conclusión más relevante del estudio es que en todos los escenarios, el proceso de envejecimiento es inevitable por el declive de las tasas de fecundidad y de mortalidad.

En Uruguay los cambios proyectados en la reforma comenzarán a regir en su totalidad en 2043, y no afectarán las condiciones jubilatorias de quienes ya se retiraron o de los nacidos antes de 1973.

La edad mínima de retiro –hoy en 60 años- será de 65 años para la mayoría de los trabajadores, con 30 años de aportes. La reforma también prevé que a futuro este cálculo se ajuste a la esperanza de vida, para evitar que el sistema se desequilibre por un desbalance entre los activos y pasivos.

Según los cálculos del gobierno uruguayo, la reforma no frenaría el déficit del sistema previsional, pero permitiría reducirlo de 11% a 8% del Producto Bruto Interno (PBI).

Ahora, ¿cuán en sintonía está la reforma jubilatoria uruguaya con la realidad de los sistemas de seguridad social en países referentes de América Latina?

Hoy Uruguay se encuentra más o menos a mitad de tabla entre los que tienen la edad mínima de retiro en los 65 años, y los que la tienen en el entorno de los 50.

Entre los países con la edad de retiro a los 65 años en el caso de los hombres, están Costa Rica, México, Perú, Argentina, Brasil, Chile, Cuba y Honduras. Bolivia es el que tiene la edad más baja para los hombres: 55 años. En Colombia, hay en proceso una reforma promovida por el gobierno de Gustavo Petro, pero que mantiene la edad mínima de retiro a los 62 años para los hombres y los 57 para las mujeres.

Panorama regional.

En Argentina, el principal régimen es el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), de carácter público y de reparto. Pero según un relevamiento hecho por el centro de estudios e investigaciones Cippec, hay 177 regímenes que tienen, o bien cajas especiales, o bien condiciones especiales.

En el sistema SIPA se requiere una edad mínima de 60 años en el caso de las mujeres y de 65 años en el caso de los varones. En otros regímenes suele haber edades más bajas. En promedio, la edad de retiro es de 63 años.

En Argentina se aprobó una reforma en febrero de este año para que personas que no tienen los años de aporte igual accedan a una jubilación. Otra reforma más o menos reciente (en el gobierno de Mauricio Macri) dispuso que las empresas no pueden intimar a sus empleados para que dejen el trabajo y se jubilen hasta que tengan cumplidos los 70 años. De esta manera no se elevó la edad mínima de jubilación, pero sí se estableció un marco para incentivar el retraso del retiro.

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En Brasil, el sistema previsional es totalmente público, pero igual que Argentina conviven diferentes regímenes.

La edad mínima de jubilación en Brasil es de 62 años para las mujeres, con 15 años de cotización; y de 65 años para los hombres con 20 años de cotización. Pero para alcanzar el valor máximo de jubilación, la mujer precisa 35 años de aportes y los hombres, 40 años.

En 2021, último dato disponible, la edad media de retiro en las mujeres fue de 59 años y la de los hombres a los 62 años.

La última reforma jubilatoria en Brasil es muy reciente, se hizo en 2019. Fueron estabelecidas las edades mínimas y se aumentó la contribución, entre otros cambios.

En el otro socio del Mercosur, Paraguay, para acceder a la jubilación a través del Instituto de Previsión Social (IPS), existen tres opciones: 55 años de edad y 30 años de aporte; 60 años de edad y 25 de aporte; y 65 de edad y 15 de aporte. De estas tres, la denominada como “60/25” (60 años de edad y 25 años de aporte) es la única obligatoria en la que el empleador puede jubilar a un trabajador.

Chile ha sido un país pionero en la región en la aplicación del sistema de ahorro obligatorio por capitalización individual. Cada mes los trabajadores depositan un porcentaje de sus ingresos (10%), en una cuenta personal en una administradora de fondos de pensiones (AFP).

La edad mínima de jubilación en Chile es de 60 años en el caso de las mujeres y de 65 años en el caso de los hombres. No existe una cantidad de años de aportes como requisito para jubilarse.

Dado el envejecimiento gradual de la población en Chile, los últimos gobiernos y el actual han impulsado una serie de cambios en materia previsional para solventar las necesidades de financiamiento a largo plazo del sistema.

El actual Gobierno de Gabriel Boric impulsa una reforma que aumenta el monto de la Pensión Garantizada Universal (PGU); se crea un nuevo componente del seguro social, financiado por los empleadores, de 6%, en el que se registrarán todos los aportes en cuentas personales y contempla compensaciones para las mujeres. Las AFP se terminan. Existirán nuevos gestores de inversión privados y una alternativa pública.

En la castigada Venezuela, el sistema es público. Desde 1946 existe el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS). Aunque el sector privado no está impedido de mantener sus propios sistemas de jubilaciones, no está regulado, y los casos en los que se aplican no son de dominio público.

En cuando a las edades mínimas de retiro, en Venezuela para una jubilación ordinaria es de 55 años para las mujeres y de 60 años para los hombres, con 25 años de servicios en ambos casos.

Fuera de la seguridad social en el sentido tradicional, el gobierno de Hugo Chávez estableció en diciembre de 2011 un mecanismo paralelo denominado “Gran Misión En Amor Mayor”, con el cual se otorga un monto similar al de las pensiones a los adultos mayores que no cotizaron, por lo que no tienen acceso a las prestaciones del IVSS.

En la actualidad, estas asignaciones se mantienen y se entregan a través de un polémico sistema digital centralizado del gobierno denominado “Patria”. El sistema ha contribuido a la inflación, según múltiples denuncias de economistas y trabajadores, que reclaman que el Ejecutivo recurre al Banco Central como su caja chica, violentando la Constitución que establece la autonomía de la autoridad monetaria nacional.

Dado el carácter partidista de las llamadas “Grandes Misiones”, la supervivencia del plan “En Amor Mayor” aparentemente está supeditada a la permanencia en el gobierno del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

En Venezuela la edad promedio de jubilación es entre los 55 y 60 años. No obstante, dada la crisis económica y social, agudizada a partir del año 2013, hay jubilados que han retomado el trabajo, en muchos casos en la economía informal.

El sistema en República Dominicana es mixto, y la edad mínima para jubilarse es de 60 años con 30 años de aportes. El sistema fue reformado en 2001, pero ya hay algunas propuestas de cambios, entre ellas extender a 63 o 65 años la edad de retiro, y los años de cotizaciones.

En Puerto Rico se rigen por el sistema de Estados Unidos. La edad mínima para solicitar beneficios del Seguro Social federal varía entre 62 y 67 años. Sin embargo, para personas que nacieron después del 1960, la edad mínima para beneficiarse del Seguro Social es de 67 años.

En México, el sistema de seguridad social es público y recae fundamentalmente en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), existiendo regímenes especiales como el de Petróleos Mexicanos o las Fuerzas Armadas.

En el caso del IMSS, la edad mínima para jubilarse es de 60 años para los nacidos antes de julio de 1977, y de entre 60 y 65 para los nacidos después de ese año. En caso del ISSSTE, la edad mínima es de 53 para los hombres y 51 para las mujeres, con 30 y 28 años cotizados respectivamente. El 56% se jubilan entre los 60 a 69 años.

En El Salvador coexisten dos sistemas previsionales: el de reparto y el de capitalización individual. La edad de retiro es de 60 años para los hombres y de 55 años para las mujeres, con un mínimo de 25 años cotizados.

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