San José. – Con la guerra que recrudeció en las primeras semanas de 2024 entre los cárteles mexicanos y guatemaltecos del narcotráfico internacional en áreas fronterizas de México y Guatemala, ambos países movilizaron miles de militares y policías a zonas limítrofes con la promesa de que restablecerán la paz con el operativo “Cinturón de Fuego”.

Pero en una carambola política, el conflicto permitió a los dos gobiernos cumplir otro objetivo: acatar la presión que Washington intensificó en su contra en época electoral de Estados Unidos y afianzar el muro invisible del sur de México contra la masiva migración irregular de americanos, africanos y asiáticos a suelo estadounidense desde América Latina.

“La presencia de los principales cárteles mexicanos, Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Sinaloa, y la violencia que conlleva en la disputa del territorio se ha vuelto en uno de los mayores problemas de control de frontera”, aseguró la guatemalteca Carmen Rosa de León, analista política y consultora independiente internacional en seguridad y defensa.

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“Parece que ‘Cinturón de Fuego’ sustituye a las fuerzas de tareas previas con el nuevo ingrediente de la participación de fuerzas mexicanas de seguridad, lo que le da carácter multinacional más allá de las tradicionales fuerzas conjuntas bilaterales (de Guatemala) con EU”, dijo De León a EL UNIVERSAL.

“Pero también pareciera implicar una visión que nuevamente somete el fenómeno migratorio a la seguridad. Preocupante: se mezclan los asuntos de seguridad fronteriza con los humanitarios de movilidad humana”, advirtió.

Al respecto, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, explicó ayer en su conferencia de prensa matutina que “la gente se siente amenazada y sin protección. Por eso tomamos la decisión de que hubiera más presencia” de la Guardia Nacional de México en el suroriental estado de Chiapas.

“La delincuencia aprovecha mucho el aislamiento, y sobre todo eso es una zona limítrofe con Guatemala, son los corredores”, narró, al relatar que el sábado anterior visitó varios sitios de Chiapas, como Rizo de Oro y La Concordia, “donde están los grupos que se están confrontando”.

Al describir que los choques entre delincuentes son para regularizar el paso de drogas, informó que se construirán dos puentes para sacar a las comunidades del aislamiento y admitió que los criminales tienen “base social, porque posiblemente los ayudaban (a los pobladores) entregándoles” provisiones de alimentos y otros bienes.

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Al exponer metas simultáneas en antidrogas y migración, el ministro de Gobernación de Guatemala, Francisco Jiménez, confirmó anteayer en rueda de prensa en su país que se reforzaron las operaciones de las “fuerzas policiales y el Ejército de Guatemala para combatir el narcotráfico, la trata de personas, el contrabando y la defraudación aduanera a lo largo de la frontera con México”.

Jiménez y el ministro de Defensa de Guatemala, general de brigada Henry Sáenz, ratificaron “de manera conjunta” esos despliegues, informó Gobernación.

El coronel guatemalteco Rubén Téllez, vocero militar de Guatemala, informó el martes pasado que en las maniobras castrenses fronterizas fueron enviados más de 6 mil 200 efectivos.

Del total, Guatemala movilizó a 5 mil militares y a 500 agentes de la Policía Nacional Civil y México a “más” de 700 elementos del ejército mexicano, en una tarea conjunta sin fecha de caducidad para “fortalecer la seguridad en ambos lados”, subrayó.

El objetivo es “contrarrestar” al crimen organizado transnacional en contrabando de personas, armas, drogas, mercancías y “cualquier” riesgo a “la seguridad de las personas en la región”, detalló.

La inseguridad entre México y Guatemala, con un vulnerable límite de 965 kilómetros de longitud entre múltiples pasos ciegos, se agudizó en 2024 en paralelo al incesante conflicto hemisférico de centenares de miles migrantes irregulares de América, Asia y África hacia los pasos fronterizos guatemaltecos para intentar entrar a suelo mexicano y llegar a EU.

La guerra entre los cárteles de Sinaloa y CJNG por el control de los trillos para el paso de drogas procedentes de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Centroamérica de Guatemala a México se agudizó en 2023, se prolongó a enero anterior e involucró a mafias guatemaltecas a favor de uno u otro bando.

Chiapas y el suroccidental departamento (estado) guatemalteco de San Marcos se consolidaron como vitales para ambos cárteles, pero las disputas también golpearon a otros sectores de la frontera.

“Es ampliamente conocida la porosidad de las fronteras entre Guatemala y México”, recordó De León.

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El límite México-Guatemala se transformó en esencial para EU en la contención migratoria. Por la violencia, EU pidió esta semana a sus empleados evitar visitar Ciudad Hidalgo, Chiapas, que colinda con San Marcos.

Gobernación de Guatemala reforzó el 6 de este mes a su quinto viceministerio para que, en vez de atacar solo al narcotráfico, también combata la trata de personas (que incluirá migración irregular), el contrabando de mercancías (como armas) y la defraudación aduanera.

Los cuatro factores —drogas, mercaderías, aduanas y migración— fueron definidos como dificultades comunes limítrofes y el cambio buscará extremar la seguridad en sitios terrestres limítrofes de Guatemala con México, Belice, Honduras y El Salvador. El presidente centroizquierdista de Guatemala, Bernardo Arévalo, cuyo cuatrienio se inició el 14 de enero de este año, rebautizó al quinto viceministerio como de Seguridad Fronteriza.

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