Nueva York.— El presidente estadounidense, Joe Biden, aseguró ayer en Naciones Unidas que no quiere “una nueva Guerra Fría” con China y defendió su apego a la diplomacia y al multilateralismo en respuesta a los aliados europeos que lo acusan de cabalgar a menudo en solitario.

“No queremos una nueva Guerra Fría o un mundo dividido en bloques rígidos”, dijo el presidente de Estados Unidos en el primer discurso de su mandato en la Asamblea General de la ONU.

No obstante, “Estados Unidos va a participar en la competición y participar con vigor”, advirtió al ofrecer su visión de la confrontación con Beijing, sin nombrar directamente a la potencia rival.

El demócrata estadounidense adelantó que hoy anunciará “nuevos compromisos” contra la pandemia y prometió “redoblar” los esfuerzos financieros internacionales de Washington contra el cambio climático. Asimismo, se comprometió a dar inicio a una “era de la diplomacia” tras el fin de la guerra en Afganistán, asegurando que Estados Unidos sólo recurrirá a la fuerza militar como “último recurso”.

Pero la retirada de Afganistán, que concluyó en el caos a finales de agosto, y la crisis abierta con Francia en el caso de los submarinos, que estalló la semana pasada, empañan su mensaje.

París consideró como una “puñalada en la espalda” el acuerdo de seguridad concluido entre Estados Unidos, Australia y Reino Unido para hacer frente a Beijing en el Pacífico, conocido como Aukus, a espaldas de los franceses que perdieron un millonario contrato con Canberra para fabricar submarinos.

“El mundo debe despertar”

El secretario General de la ONU, António Guterres, abrió la Asamblea con un duro discurso, advirtiendo que el mundo “nunca ha estado tan amenazado ni tan dividido. Estamos al borde de un abismo y moviéndonos en la dirección equivocada”.

En particular, criticó la falta de solidaridad en el tema de las vacunas contra el Covid-19. “De un lado vemos vacunas desarrolladas en tiempo récord, una victoria de la ciencia y del ingenio humano. Del otro, vemos un triunfo arruinado por la tragedia de la falta de voluntad política, el egoísmo y la desconfianza”, lanzó.

A la vez, destacó el creciente impacto del calentamiento global y demandó acciones rápidas de parte de los países.

El presidente chino, Xi Jinping, reiteró la política de multilateralismo de su país, y dijo a los líderes mundiales en un mensaje pregrabado, que las disputas entre países “deben manejarse a través del diálogo y cooperación”. Criticó las intervenciones militares y los intentos de imponer la democracia a otros países. “El éxito de un país no tiene por qué significar el fracaso de otro (...) El mundo es lo suficientemente grande como para dar cabida al desarrollo y progreso común de todos los países”.

Falla en la solidaridad

Latinoamérica condenó ante la Asamblea General de las Naciones Unidas la falta de solidaridad en el mundo tras dejar a los países más pobres sin vacunas suficientes contra el Covid-19.

En sus discursos durante el debate global que se celebra cada septiembre, el presidente colombiano Iván Duque denunció las “fallas del multilateralismo” para responder de manera equitativa a la pandemia y el mandatario chileno Sebastián Piñera habló del “triunfo” de la ciencia pero el “fracaso” de la política.

“En la ciencia prevaleció la cooperación, en la política el individualismo. En la ciencia reinó la información compartida, en la política la reserva”, declaró Piñera durante un discurso pregrabado que se mostró en la sede de las Naciones Unidas.

El presidente de Perú, Pedro Castillo, se sumó a la condena y propuso la firma de un acuerdo mundial entre los jefes de Estado y los propietarios de las patentes “para garantizar el acceso universal a las vacunas para todos los habitantes del planeta, sin discriminación ni privilegios”. Duque señaló que “las brechas existentes” entre las naciones respecto del proceso de vacunación “son inauditas”.

Mientras, el controvertido presidente Jair Bolsonaro, que entró en EU sin estar vacunado contra el Covid-19, se mostró ante la Asamblea del organismo contrario al “pasaporte sanitario” y defendió el “tratamiento precoz”: remedios de dudosa eficacia, como la cloroquina, que él tomó.

Más tarde, un portavoz de la organización confirmó que el gobierno talibán solicitó hablar ante la Asamblea General.

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