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Toluca, Méx.—Los familiares de pacientes en el Hospital del Niño, en la ciudad de Toluca, no pasarán más noches a la intemperie. Tras años de pernoctar en las aceras, ahora cuentan con un espacio que ellos mismos califican como “digno”.

Este sitio fue acondicionado por el Sistema para el Desarrollo Integral de las Familia en el Estado de México (DIFEM) y según los usuarios, tienen lo necesario para comer, pasar la noche, bañarse y hasta lavar la ropa; algunos reciben asesoría sicológica e incluso toman clases de manualidades que más adelante ayudarán a su economía.

“Ya no es necesario que estemos en la puerta atentos por si nos llaman y correr por el medicamento, pedirle al policía que nos deje entrar aunque se nos haya pasado un poco el llamado. Podemos estar aquí dentro, sin frío, con la seguridad de que no se llevarán nuestras cosas o que no corre riesgo algún familiar que nos acompaña, porque las heladas cada vez son más crudas”, opinó Juan Cortés, uno de los usuarios.

Explicó que para su familia es necesario alquilar al menos dos colchonetas, donde duermen su esposa, suegra y cuñada, quienes los apoyan en el cuidado de su hijo de tres años, a quien le diagnosticaron un tumor hace unos días.

“Yo tengo aquí seis meses, había estado durmiendo la banqueta y de vez en cuando alguna organización nos prestaba un lugar para comer, pasar la noche. Había que negociar las casas de campaña con los otros familiares, no era sencillo porque es igual dormir en el suelo, en la tierra y había muchos animales en esa zona, pero ahora es otra cosa, estamos seguros, más acompañados y con menos frío”, dijo Paula, otra usuaria.

EL UNIVERSAL informó el 15 de junio las condiciones que debían pasar los padres de niños con leucemia, lupus, diversos tipos de cáncer, entre otros padecimientos, atendidos en este centro especializado del sector salud público estatal. Por lo anterior, la Comisión de Derechos Humanos estatal emitió una recomendación.

El DIFEM acudió para verificar las condiciones en que vivían y confirmaron las “adversidades” que enfrentaron muchas familias, reconoció Cristel Yunuén Pozas Serrano, procuradora de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de México.

Por lo tanto, acondicionaron los espacios: hay 66 literas, para hombres en el primer piso, y para mujeres en la planta alta, cuentan con colchonetas, luz, enchufes para los celulares y un locker para guardar artículos personales.

Hay baños completos con regaderas con agua caliente. En la planta baja también hay un comedor con un espacio para 40 personas, en donde preparan alimentos voluntarias o personal del DIFEM, quienes cocinan a diario desde el desayuno hasta la cena; son productos que adquiere el propio sistema o que llegan como parte de los donativos de organizaciones civiles.

En el segundo piso también hay un espacio con seis literas en las que pueden descansar hasta 12 familias completas, ya que muchos no pueden separarse porque tienen hijos pequeños. Es una zona para mujeres con bebés o menores preadolescentes, su esposo o sus padres.

“Viene mucha gente de todas las regiones del estado y no podíamos tenerlos en la calle, porque incluso estaban sobre la tierra, el cemento, el pasto. Había mucha tierra por una obra inconclusa de adecuación de las aceras. Planteamos una mesa multidisciplinaria para saber cómo íbamos a mejorar esto y pedimos acelerar su conclusión lo más pronto posible”, precisó Cristel Yunuén Pozas.

El nuevo albergue cuenta con oficinas de administración, personal de seguimiento a las dudas o las necesidades de los beneficiarios.

El costo para ingresar a la parte cerrada es de tres o cinco pesos diarios, según el consumo del familiar; sin embargo, hay algunos que no tienen esos recursos, por lo que “a cambio de su estancia, trabajan en alguna de las tareas del albergue”.

En la parte externa hay una pequeña bodega en donde las personas pueden rentar colchonetas dispuestas para que aquellos quienes no quieren o se rehúsan a entrar a los espacios cerrados, puedan dormir y comer, sin exponerse a ningún peligro, “en condiciones dignas, como lo necesitan”, dijo la procuradora.

El lugar está cubierto por un domo y dentro hay mesas con sillas para los padres de familia y unas pantallas que son las mismas que tiene por dentro el hospital para conocer el estatus de sus hijos y que se conecta directamente con el hospital a través de un pasillo, por si acaso deben asistir con sus pacientes.

Por fuera se observan trabajadores dedicados a la colocación de adoquín en las aceras, una obra detenida casi a principios de 2018. Aún quedan un par de casas de campaña, en donde pernoctan personas en situación de calle, algunas con problemas sicológicos, que el DIFEM busca reinstalar en espacios seguros para ellos.

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