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El reloj marcaba las 7:04. Dos minutos después un estruendo en aquella sala de espera en la clínica María Inmaculada de la Salud.

Miguel Ángel, un paciente, cerró los ojos y al abrirlos vio las paredes quebradas, restos de tablaroca y personas heridas.

“Pensé que era un temblor, que se había caído el hospital. La gente estaba gritando, una señora se quejaba por su pierna. Yo como pude salí por la puerta”, contó Miguel, uno de los 14 lesionados que dejó la explosión en la clínica de la colonia Ampliación Michoacán en Venustiano Carranza.

Él lo recuerda así, estaba sentado a un costado de una columna y sólo sintió el golpe de un plafón sobre su cabeza. A su alrededor había 20 personas, calcula, entre personal del hospital y enfermos.

Mientras tanto, en la planta alta donde se ubica el área de “hospitalización” se encontraba la enfermera Casandra. “Escuché la detonación, tratamos de salir por seguridad”. Al estar en la calle, vio los destrozos en el inmueble: la fachada había colapsado, el techo de la planta baja estaba deshecho, el mobiliario regado y automóviles estacionados con los parabrisas rotos.

Mientras llegaron los policías, paramédicos y bomberos, los vecinos de las calles Tizayuca y Talabarteros salieron de casa. Las adultas mayores, aún en pijama, revisaron el exterior de sus domicilios. Al menos en cinco casas que se encuentran frente a la clínica se rompieron los vidrios.

La explosión generó conmoción. Una de las encargadas, platicó que una monja adulta mayor se metió a la cocina, un cuarto detrás de la recepción, para calentar comida a los enfermos. La religiosa fue la que tuvo más quemaduras.

Todos fueron atendidos con urgencia por los paramédicos. A ella la llevaron en un helicóptero hasta el Hospital Rubén Leñero y a los otros dos en ambulancias a Urgencias Villa y al Magdalena de las Salinas.

En tanto, los uniformados acordonaron la zona y llegaron empleados de Protección Civil de la alcaldía, quienes notaron que además de las pérdidas materiales en el lugar, la explosión provocó daños es tructurales en la clínica y en la iglesia de un costado, llamada también María Inmaculada.

Los 11 lesionados restantes fueron atendidos en el sitio, como Miguel Ángel, a quien le colocaron una gasa en la frente.

“Me atendieron afuera. Yo me sentía bien, pero me dijeron que tenía un golpe. Un tallón nada más, pero salió gente en camillas. Vi una persona adulta con un vidrio en la cara. A otro le escurrió la sangre”, dijo. Aún cuando sus heridas no fueron graves, el hombre tuvo que permanecer en el lugar, pues su automóvil Chevy fue uno de los dañados. “No me puedo mover porque mi coche está estacionado enfrente”, contó.

La procuraduría capitalina informó que investiga las causas del siniestro. Una teoría es la acumulación de nitrógeno y oxígeno en la planta baja.

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