El primer cuadro del Centro Histórico se encuentra con establecimientos no esenciales cerrados; sin embargo, el ambulantaje sigue toreando a las autoridades, puesto que aseguran que es su única fuente de ingresos.

En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL, entre la calle Palma, 5 de Mayo y Madero, se redujo el tránsito de peatones que en comparación con días anteriores desbordaba la zona; sin embargo, en el cruce de la calle Tacuba, los puestos ambulantes de peluches, guantes, gorras y audífonos no dejan de ocupar la vía pública.

Mientras tanto, en José María Pino Suárez, a unos metros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, un sólo chiflido basta para que los comerciantes levanten sus productos ante la llegada de los policías.

Este martes, como parte del semáforo rojo para bajar los contagios y las hospitalizaciones por Covid-19, los perímetros A y B del Centro de Histórico tuvieron que detener sus actividades económicas, medida que se mantendrá hasta el 10 de enero.

Únicamente se permitieron los comercios cuyo giro sea de farmacia, hospedaje y establecimientos dedicados a la venta de alimentos solamente para llevar o entrega a domicilio.

“Oficialmente hoy [martes] ya no podemos operar, pero las autoridades no son claras, porque nosotros vendemos bicicletas y en mayo nosotros éramos esenciales”, comentó un comerciante quien cuenta con un local de reparación y venta de bicicletas sobre José María Pino Suárez.

Personal del Instituto de Verificación Administrativa de la Ciudad de México (Invea), así como de la Secretaría de Gobierno capitalino, recordaban a propietarios de puestos de comida que sólo vendieran para llevar, y a establecimiento no esenciales que debían cerrar.

Por otro lado, en los filtros dosificadores instalados en intersecciones de calles como Allende, Del Carmen, Correo Mayor, Corregidora, Madero, Mesones, Soledad, Palma, 5 de Febrero, 5 de Mayo, 20 de Noviembre y Venustiano Carranza hubo una menor cantidad de personas, pero las filas aún se podían notar, aunque en este día sí respetaron la sana distancia.

Los más de 300 elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) que resguardan el Centro Histórico, con perifoneo o cartelones destacando que la Ciudad de México se encuentra en semáforo rojo, desincentivan a los peatones a no llegar a la plancha del Zócalo.

“No hay paso por esta calle, tienen que ir dos más adelante para poder ingresar, aquí es salida”, replicaba un oficial en la calle Madero.

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