La crisis sanitaria por el Covid-19 pegó al trabajo de mariachis, organilleros, trovadores y hasta marimberos, pues sus zonas y centros de trabajo cerraron o bajó la clientela por el aislamiento, por lo que decidieron recorrer las calles de la Ciudad para ofrecer su música y generar ingresos.

Es el caso de Luis Román Dichi Lara, líder de la Unión de Organilleros de México, quien asegura que no todo ha resultado malo, pues si bien la colecta de dinero ha bajado, “hemos visto el lado humano de la gente”, comenta mientras empuja su organillo sobre una carretilla en las calles de San Juan de Aragón, en la alcaldía Gustavo A. Madero.

Su recorrido ya no es por el Centro, sino en Avenida 510 para luego tomar la calle 505, donde deja escuchar la Adelita, mientras que en otros puntos de la capital hacen lo propio otros músicos.

Al escuchar la melodía, la gente se asoma por las ventanas y otros, “los más valientes”, salen a su puerta para disfrutar de ese gustado e histórico aparato que es comparado con un mariachi de seis elementos.

“Mira, lo bonito de estos días, que para muchos son difíciles, es que nos ha dado la oportunidad de conocer el lado humano de la gente. Sabemos que no hay dinero, pero las personas nos dan una lata de atún, de sardina, fruta, algo en especie. Es lo bueno de esta complicada situación”, explica conmovido.

Músicos tocan en las calles de para tener ingresos durante pandemia
Músicos tocan en las calles de para tener ingresos durante pandemia

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En la alcaldía Benito Juárez, músicos también encontraron un nicho para conseguir sustento.

Dos guitarras rompen el silencio de la calle. En medio de la pandemia, mientras la gente permanece en sus casas, algunos tienen que salir a ganarse la vida, como Noé González y Daniel Orizaba, del dueto Historia del Bolero.

“Solamente una vez, amé en la vida”, entonan, esperando que la gente los apoye con algo.

Solían trabajar en Xochimilco, en el embarcadero, pero con el Covid, “todos los negocios cerraron”.

Desde hace semanas recorren las calles de la Benito Juárez: “Nos venimos en camioncito”, dice Noé.

Explica que como hay muchos compañeros “que andan así como nosotros, si nos encontramos, mejor nos movemos para otro lado”.

Vestidos de charro, con sus guitarras en mano y un pequeño amplificador, se preparan para entonar otra canción. Están cansados, pero contentos. “Algo sí sacamos”, señala Noé: “La gente es solidaria con nosotros. Bastante”, acota Daniel.

Para ellos, como para muchos otros artistas que trabajaban en restaurantes o plazas, la situación es complicada. Están conscientes del peligro de contagio, pero tienen familias que mantener.

Los horarios no son como antes. A veces recorren las calles tres horas o más. “Según nos vaya”, dicen.

Otro caso es el grupo La Marimba Tropical Alma del Sur, que solía tocar en eventos sociales, pero ahora lo hacen en las calles, a la espera de que la gente los apoye económicamente. Son tres, pero sólo dos tocan la marimba, el otro reparte tarjetas para ofrecer sus servicios.

Para salir usan tapabocas, gel, guantes y no se exponen en el transporte público: “Tenemos una persona que nos recoge”, explica Reyder, quien, junto con su compañero, vive en Naucalpan; el otro, en Neza.

Rigoberto toca la guitarra en un desierto Paseo de la Reforma en espera de que alguien se detenga a escucharlo y le dé unas monedas.

Confía en que conforme la gente regrese, le vaya mejor, pero no mucho, pues “la gente está guardando. Sí cooperaban, pero con el desempleo hay mucha incertidumbre”.

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