Son cuatro meses después del 19 de septiembre y los recursos para los damnificados de Tecomatlán, en el municipio de Tenancingo, llegaron a medias. Las casas derruidas ahora son cuartos a medio hacer porque el dinero no alcanzó o ya no llegó la otra parte del recurso del Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales (Fonden).

La mayoría de los damnificados recibieron 15 mil pesos, considerados como daños parciales aún con casas en ruinas a las que ya no pudieron volver. A quienes les prometieron 120 mil para la reconstrucción total de sus casas les entregaron apenas 85 mil pesos que fueron insuficientes; incluso, algunos no recibieron su tarjeta porque en lugar de registrar a “Gerardo” en el censo quedó “Jerardo” y lo dieron por no localizado.

La escuela del nivel básico Jaime Nunó, en esta localidad, obtuvo del Instituto Mexiquense de la Infraestructura Física Educativa (IMIFE) el documento que la acreditó como inoperable en su totalidad, el segundo piso y la barda perimetral debieron ser derribados, la cisterna se filtra por completo y los baños también se derrumbaron.

Sin embargo, ahora deben ser los padres de familia quienes asuman la reconstrucción de las aulas del segundo piso para la secundaria, determinar qué hacer con los desechos tóxicos que generó el laboratorio de química, pues con el temblor se combinaron los gases y es imposible entrar al aula, incluso el equipo de cómputo se derritió con el gas.

“Me dijeron en el IMIFE que iban a reconstruir todo, apenas el 8 de enero me instalaron aulas provisionales y fue porque los taxis de la comunidad colocaron pintas sobre la necesidad que teníamos, pero adaptamos lonas donde todavía estudian algunos”, reprochó la directora del plantel, Karen Herrera Cano.

Aún con este escenario, la semana pasada le informaron que se acabó el presupuesto federal, los 700 mil pesos asignados a su escuela se consumieron y debe convocar a los padres de familia para que se hagan cargo de lo que falta.

“Tenemos dividida a la escuela en dos partes, nos hacen falta cuatro baños —uno de ellos para discapacitados—, seis aulas, la barda perimetral, el laboratorio escolar, la sala de proyecciones y el centro de cómputo”, precisó.

Este jueves se reunieron con la arquitecta responsable de la obra, con la finalidad de que informe a los papás que no podrán botar los pisos de la parte baja que se dañaron por el temblor, el portón que no sirve por el castillo fracturado, además de salones.

En esta comunidad hubo 80 casas afectadas y hasta 67 hornos de ladrillo quedaron inservibles. Aquí 80% de la gente se dedica a elaborar pan en horno de adobe y la mayoría de ellos perdieron su herramienta de trabajo, se derrumbaron junto con sus viviendas.

“Vinieron del Fonden, prometieron apoyos de 120 mil pesos pero sólo nos dieron 85 mil. Ya no responde el señor que nos atendía y de ese dinero al menos 40 mil fue para la mano de obra. Mi casa está a medias, no puedo poner el colado”, dijo Ignacio Reyes, de 70 años.

El dinero llegó a cuenta gotas, no obstante, platicó, el gobierno federal determinó que del recurso entregado en la primera etapa, 60 mil pesos debía ser para material y el resto para mano de obra, pero “no alcanza, porque en realidad cuesta 50% el trabajo de albañiles”.

Los habitantes dicen haber sacrificado su economía hasta donde pudieron, algunos pidieron créditos de 10 mil pesos a pagar en seis meses con interés, para hacer una barda o medio cuarto.

A Tecomatlán no regresaron los titulares de las secretarías estatales y tampoco personal del gobierno federal, fueron los delegados quienes con personal de la administración municipal coordinaron el censo de los damnificados.

“Las tarjetas llegaron, la primera con 15 mil pesos y 30 mil de material; la siguiente con 10 mil pesos y 30 mil de material, Tuve que descansar a los albañiles porque el material no se negocia, es una cosa que tiene precio y éste de elevó hasta 20% de 2017 a 2018”, dijo el panadero.

Explicó que siete de los damnificados con daño total se quedaron sin recursos, pues como en el caso de su hijo, quien habitaba en el mismo predio que él, los errores ortográficos impidieron la entrega de las tarjetas: “Él se fue para Estados Unidos, estaba muy angustiado porque quién va a construir su casa y pues mi nuera se duerme en la mía. Él está allá juntando dinero para construir”.

Todo lo gastado está documentado con notas, ninguno ha comprado con intermediarios con la finalidad de demostrar a las autoridades que el recurso fue empleado para lo destinado.

“Esperamos que en febrero llegue el resto del dinero, pero no hay fecha exacta. Ya nadie responde el teléfono. Aquí vino el gobernador y dijo: ‘¿don Ignacio cómo le vamos a hacer?’, él duerme en su box spring y yo en el piso”, afirmó.

En el albergue, junto a la escuela primaria, hay 20 familias que pernoctan en colchonetas mientras juntan dinero de la venta de pan para levantar sus casas.

Isabel Cruz, una de las damnificadas explicó que duermen hasta 20 niños en el albergue armado de lonas por donde se cuela el frío, pero también las ratas que anidaron en los colchones y colchonetas, por lo que debieron alzar su nueva vivienda para no ser mordidos o contagiados de alguna enfermedad.

Esta temporada esperan la venta de cocoles, por dos bultos de harina ganan mil 200 pesos, que ahorran para alzar alguna parte de su casa.

La Secretaría de Desarrollo Urbano y Metropolitano informó que entregaron 5 mil 700 tarjetas, de ellas 3 mil por daño total (120 mil pesos) y 2 mil 700 parcial (15 mil pesos); el titular, Enrique Jacob Rocha, en días pasados afirmó que se concluyó la entrega de los plásticos.

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