Con instalaciones rehabilitadas después de 100 años y una infraestructura especial a prueba de motines, la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes San Fernando está lista para recibir en los próximos días a por lo menos 70 menores en conflicto con la ley.

Será la primera en contar con una Casa de Medio Camino que ofrezca, a solicitud del adolescente ya en libertad, un lugar para vivir si considera que su familia es tóxica para su reinserción social, un espacio de visita íntima y medidas de seguridad como dos botones de pánico.

Alrededor de 80% de adolescentes que concluyen su periodo en la comunidad logran reformarse. La Dirección para Tratamiento de Menores refiere que en cinco años, entre 4 o 5 mil chicos lograron mantenerse afuera.

Cada una de las adecuaciones hechas a la comunidad fueron pensadas de acuerdo con los estándares de la Asociación de Correccionales de América (ACA). El lugar integra infraestructura para personas con discapacidad y que por años carecía este tutelar.

Antes sólo se apreciaban instalaciones eléctricas, sanitarias, hidráulicas y estructurales dañadas, el circuito cerrado era obsoleto y el deterioro en el mobiliario (sillas, mesas, pizarrones, pupitres y escritorios) era visible, además de la precariedad en aulas, computadoras y el equipamiento propio para cada actividad educativa, cultural o socio-laboral.

Ahora, desde la aduana por donde ingresan los menores de edad hasta los dormitorios y alrededores de San Fernando, todo está planeado para inhibir que los adolescentes puedan agredir o lastimarse ellos mismos.

Antes de su reinauguración, EL UNIVERSAL recorre las nuevas instalaciones de esta comunidad con autoridades de la Asamblea Legislativa y del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México; por el momento no hay ningún adolescente porque aún se dan los últimos toques a la rehabilitación del espacio.

El mantenimiento no incluye fachada ni infraestructura arquitectónica ya que es un inmueble patrimonio histórico y cultural, de ahí que el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) e Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) también intervinieran en la transformación.

El inmueble ubicado en la delegación Tlalpan fue inaugurado en 1908, época de Porfirio Díaz; entonces se conoció como la “correccional de menores”.

Fue hasta 1936 cuando atravesó una ligera intervención en su estructura. Sólo se habían hecho trabajos superficiales de mantenimiento en el lugar por el alto costo que estos representaban.

Esta vez en el inmueble de 40 mil metros cuadrados, de los cuales 26 mil metros son de construcción, se modificaron puertas, herrería, dormitorios, sanitarios, el comedor, y se cambió la infraestructura hidráulica y eléctrica.

Se cambiaron ventanas y puertas de vidrio por micas anti-vandálicas, elaboradas de policarbonato con herrería a prueba de fuego, con un grosor especial pero amigable para los adolescentes.

Los menores no podrán grafitear pues el material de las puertas lo impide.

Jorge Apaez Godoy, titular de la Dirección General de Tratamiento para Adolescentes San Fernando, afirma que fueron atendidas las recomendaciones de la Comisión de Derechos Humanos local.

Hace tres años las condiciones en este lugar eran deplorables: los dormitorios tenían problemas de humedad y drenaje, lo que de acuerdo con la CDH no garantizaba una estancia de vida digna.

Una vez que esté en marcha, Apaez adelanta que se buscará la certificación de ACA, pues el objetivo de esta nueva comunidad es el de impulsar el trabajo en equipo y el sentido de realidad paraque los menores se sensibilicen, tengan empatía y poder crear un proyecto de vida.

“Lo que van a encontrar aquí es una comunidad nueva desde el área de aduana, sitio donde son recogidos los enseres personales, espacios adecuados a las necesidades de visitas y adolescentes. Encontrarán funcionalidad, respeto a sus derechos y personal capacitado que fungirá como tutores de enseñanza”, dice.

Colores pastel contra la violencia

Para la rehabilitación integral de la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes todo fue consultado con expertos, sicólogos y terapeutas.

Las paredes de los dormitorios, el comedor e incluso el auditorio, son de color verde pastel. “Concretamente este color da un sentimiento de tranquilidad y por ende baja la violencia”, precisa.

Los menores en conflicto con la ley podrán individualizar su espacio con fotografías o imágenes de su preferencia desde la cabecera empotrada en el suelo, hasta gozar de pequeños cajones de madera para colocar su ropa.

Jorge Apaez detalla que en la época del tutelarismo se llegaba a tener 50 chicos en un solo espacio. Ahora estarán, apegándose a la Ley Nacional, como máximo 12 adolescentes en un dormitorio.

El subsecretario del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México, Hazael Ruiz Ortega, recuerda que las instalaciones de esta comunidad de tratamiento, particularmente los dormitorios, sirvieron a los jóvenes para atrincherarse.

Actualmente ya no habrá forma de que se encierren, una de las prácticas comunes e históricas de los antes tutelares. Las puertas se abrían hacia ellos, mantenían el control, ahora es lo contrario y las camas están empotradas al suelo.

En los inodoros no hay lugar para esconder algo. Cada detalle fue cuidado para cumplir con estándares de seguridad e incluso las regaderas son especiales, también empotradas y sin brazo que pueda servir como arma.

En total son 15 dormitorios y los menores serán canalizados en estos sitios por grupos: los de 14 y 15 años, de 16 y 17 años y de 18 años en adelante. Cada chico, precisa Apaez, constará de un programa individual e integral.

Escuelas, no, espacio de aprendizaje

El responsable de esta Comunidad de Tratamiento Especializado advierte que el tema educativo es la parte central, su reto para contribuir a una adecuada reinserción social.

“Aquí no se deja de estudiar y se imparten talleres de carpintería, panadería, tortillería”, comenta Apaez Godoy.

Resalta que se pondrá en marcha, junto con la Unicef y expertos de la UAM Xochimilco, una metodología para los adolescentes en conflicto con la ley.

Rechaza que estos sitios sean pequeñas cárceles, pues lo que se busca es tener un modelo de atención donde la mayor del tiempo se la pase en la escuela, desde luego con tiempos libres señalados en días de vista, los domingos o sábados, según se ajuste a las familias.

Al entrar en vigor la Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes (junio 2016), donde se ordena que se deberá de elaborar planes individualizados, ya sea de actividades o de ejecución según corresponda, la autoridad se dio a la tarea de construir un Programa General de Atención Comunitaria Integral para Adolescentes (PACIA).

Casa de medio tiempo

Justo cuando se reinaugure esta Comunidad, se concretará la Casa de Medio Camino en donde cada chico que ya cumplió con su medida de tratamiento podrá decidir si se queda a vivir en un espacio para lograr su reinserción.

La presidenta de la Comisión Especial de Reclusorios de la Asamblea Legislativa, Rebeca Peralta (PRD), ha insistido en la importancia de estos espacios pues los adolescentes, una vez que salen de estas comunidades, se enfrentan a diversas situaciones. Tienen que comer, emplearse y estos espacios contribuyen a que lo logren.

El lugar está dentro de la Comunidad de Tratamiento, pero alejado de los que permanecen ahí diariamente.

Consta de cinco dormitorios; en cada uno podrán habitar seis menores.

En la Ciudad de México cada menor que cumple con su medida sale sin antecedentes porque con su internamiento ya pagó a la sociedad lo hecho.

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