Con la pandemia por Covid-19 , músicos de la calle de las marimbas, como llaman a la Ramos Millán en el corazón de , recorren calles de la Ciudad de México y del Estado de México, tal como lo hace Arnulfo Luqeño Contreras, con su marimba tropical, acompañado de sus nietos.

Hace unos años había una veintena de marimbas en la calle Ramos Millán, ubicada prácticamente a una cuadra del palacio municipal de Naucalpan, en una empinada subida, donde grupos de músicos afinaban y ofrecían sus servicios para amenizar bodas, 15 años y cualquier celebración.

“Hoy se han ido acabando, quedamos pocos”, afirmó Arnulfo quien junto con su familia recorre calles de la CDMX, cargando su marimba, junto con un güiro, un tambor y un cencerro.

Los marimberos, como grupo, se han ido acabando, señala Arnulfo quien ahora es acompañado por sus nietos, que en plena pandemia por Covid-19, desafían al virus, incluso sin cubrebocas, confiando en la “sana distancia” que hay en calles vacías de algunas colonias de la CDMX y del Estado de México.

Una colonia al día, recorre Arnulfo con su marimba y su familia, en comunidades cercanas a Naucalpan, “porque hay lugares en que no nos dejan entrar”, especialmente en comunidades alejadas, donde pobladores les han cerrado el paso, relató.

Al escuchar la marimba, “la gente sale y coopera” y agradecen que la música llegue a hasta sus casas, en esta época de aislamiento, reconoce el hombre cuyos hijos y nietos han crecido bajo el sonido de la marimba.

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