Ante las dudas en redes sociales sobre la presencia de supuesta lluvia ácida en la Ciudad de México, autoridades capitalinas informaron que primero se debe hacer un análisis del agua para determinar si es ácida o alcalina.

La Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) informó a EL UNIVERSAL

que si no se analiza en laboratorio, es aventurado establecer si se trata de lluvia ácida o no.

De acuerdo con la página de internet de la Sedema, la lluvia ácida se origina cuando los contaminantes del aire se disuelven con la humedad del aire formando ácido sulfúrico, ácido nítrico y ácido clorhídrico.

Estos compuestos alteran la composición normal de las gotas de agua que forman las nubes y al precipitarse originan la lluvia ácida (pH menor a 5.6).

Puede causar irritación en los ojos y la piel, así como trastornos respiratorios.

Cuando las personas respiran esos sulfatos, sus conductos aéreos se constriñen y el flujo de oxígeno a los pulmones disminuye.

Además los compuestos químicos de la lluvia ácida son corrosivos, y pueden llegar a desprender la pintura de los automóviles y disolver los materiales de las edificaciones, esculturas, monumentos y otros elementos de la infraestructura urbana

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