Te voy a llevar a mis kebabs favoritos”, me afirmó un amigo hace un par de años. El sabor era bueno, pero no lograron entrar en el listado que estaba curando. Con el tiempo, nos convertimos en comensales asiduos, pues quedaban cerca del trabajo. Un cambio de aires hizo que olvidara el local con aroma a especias, aguas frescas y una pequeña pared tapizada con postales de diversas partes del mundo. Me enteré que abrieron una nueva sucursal y no resistí la nostalgia.

Todavía no entro y mi olfato detecta aquella mezcla de especias que me provoca una sonrisa llena de recuerdos. El tamaño del lugar lo hace acreedor al calificativo de restaurante, pues en la matriz solo hay tres mesas que generalmente terminas compartiendo. Su esencia está intacta: una cocina abierta, una plancha, un trompo de carne —döner— y otra pared llena de memorias fotográficas. Un vistazo al plastificado menú me deja ver que éste tampoco ha cambiado. La dinámica sugiere escoger un tipo de pan hecho en casa: gyro, döner, persa y dürüm, y un ingrediente: res, falafel, trompo árabe (cerdo con res), pollo o cordero. Aunque, según sé, el döner es el asador vertical y no un tipo de pan, pero yo no soy dueña de este lugar, así que…

En lo que decidimos, pido un taco oriental con carne de trompo y tortilla de maíz. Pasa sin pena ni gloria. La orden de (trigo, jitomate, hierbabuena, cebolla y perejil) sigue igual de pequeña, pero nos ayuda a distraer el hambre. A la ecuación se agregan unos sorbos de agua de mango con maracuyá que sí, sigue estando deliciosa.

Cuatro tipos de aderezos se postran en la mesa: yogurt con menta, alioli, tahini (hecha de ajonjolí) y harissa (picante). Algo así como los cuatro fantásticos del mundo árabe, porque éstas se encargan de crear la magia detrás de cada mordida. Seguimos las instrucciones de la carta y armamos tres platos: un gyro a las finas hierbas con pollo, un dürüm de cinco chiles con cordero, y un persa con trompo árabe. Caemos fácilmente en la sugerencia de extra jocoque para los dos primeros, y queso de cabra para el último. A cada dueto de cereal y proteína, se le suman: lechuga, jitomate, pepino, col morada y unas sabrosas papas fritas.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

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El tamaño del gyro es pequeño pero sabroso. El redondo y rojizo pan del dürüm (gracias a la salsa de chiles con que fue horneado), se abre a modo de y es rellenado con un cordero amable a los paladares no adiestrados en sabores intensos. Repito la operación yogur y alioli. Disfruto más esta versión.

El kebab persa llega imponente y llamativo: el pan es esponjoso y suave y el queso de cabra fue una gran idea. Este fue mi favorito. Sin hambre alguna, decido pedir un baklava . Repleto de nuez troceada, las láminas de pasta filo crujen con el tenedor y demandan una mano.

Había olvidado que en Kebab Nation comes rico, rápido y a un precio accesible. Presiento que volveré pronto...

Kebab Nation

Dirección: San Antonio 62, col. Nápoles.

Tel: 7160 1474

Horario: lun-mié 12-21 / jue-sáb 12-22 y dom 12-19 hrs.

Promedio: 250 pesos

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