Es el infaltable durante los meses de octubre y noviembre en México: el pan de muerto. No es solo un postre que adorna las ofrendas del Día de Muertos, sino una parte fundamental de la tradición y cultura de nuestro país.
Descubre en Menú los ingredientes detrás de este pan icónico y cómo su importancia ha perdurado hasta la actualidad, convirtiéndose en un símbolo de identidad que se disfruta de generación en generación.
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De acuerdo con Larousse Cocina, el término "pan de muerto" abarca distintos panes dulces, elaborados con diversas masas y formas para conmemorar el Día de Muertos.
Se trata de un postre de carácter ceremonial, colocados en los altares para honrar a los difuntos. Según la región, su estructura puede representar figuras humanas, muñecos, medias lunas o mantener la silueta tradicional que hoy se reconoce como la más popular.
Un articulo de la revista Ciencia UNAM menciona que en otros países existen variantes de panes que celebran a la muerte desde su propia cosmovisión. Tal es el caso de Portugal con el “santoro”, que simboliza una tibia.
En México, sin embargo, la tradición de elaborar este pan se remonta a tiempos anteriores a la Colonia.
La maestra en antropología Erika María Méndez Martínez, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, explica que en el México prehispánico se preparaba un pan de amaranto y maíz seco llamado papalotlaxcalli. Este se ofrecía a la diosa Cihuapipiltin, protectora de las mujeres que morían durante el parto.
Aunque la primera referencia escrita del pan de muerto apareció en la década de 1930, en el recetario Repostería Selecta de Josefina Velázquez de León, en muchas comunidades se retomaron ingredientes de panes ya existentes, adaptando sabores y formas a los contextos regionales.
En la actualidad, se estima que existen más de 750 versiones de pan de muerto en México. No obstante, varios ingredientes se mantienen como rasgos esenciales de este pan que une la tradición, sabor y memoria.
Señala el artículo de Ciencia UNAM, en antiguos compendios de cocina, la masa básica con la que se elaboraba el pan de muerto, así como otras variedades, se aromatiza con ingredientes como el anís, agua de azahar y, en ocasiones, jugo o ralladura de naranja para darle un sabor característico.
Pero en ciertas regiones del centro del país, los sabores predominantes son la mantequilla y azúcar. A continuación, te presentamos otras versiones populares en el país:
Aunque existen múltiples variantes en todo el país, la versión más popular -que en tiempos modernos ha incorporado rellenos de nata, queso crema con zarzamora, chocolate o anís con ajonjolí- mantiene un simbolismo particular.
Por ejemplo, de acuerdo con la Coordinación de Nutrición de la Dirección de Personal de la UNAM:
Hoy en día, las panaderías reinventan la receta con propuestas innovadoras como la concha muerto, los mantemuertos, versiones rellenas o el pan de muerto de totomoxtle, cubierto con ceniza de hoja de maíz que le aporta un distintivo sabor ahumado.
Si deseas prepararlo en casa, las recetas más comunes incluyen ingredientes como:
Considerado uno de los elementos más importantes de la gastronomía mexicana, el pan de muerto continúa evolucionando con el paso del tiempo. Entre nuevas combinaciones, colores y rellenos, celebra la vida de una manera muy deliciosa.
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