Puebla.— El socavón que surgió en el municipio de Juan C. Bonilla tuvo tres causas principales: erosión de sedimentos naturales en el subsuelo, elementos climáticos y actividades humanas de intensa extracción de agua, según los resultados de la primera fase de un estudio del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

El gobierno de Puebla presentó los resultados del dictamen efectuado por científicos de dicha casa de estudios, los cuales forman parte de un análisis mucho más amplio que será usado —según las autoridades— para tomar decisiones en un futuro.

El gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta (Morena) y varios de sus secretarios de gobierno informaron que derivado de estas condiciones y fotografías obtenidas con una técnica con electricidad en el subsuelo, detectaron más oquedades en otras regiones de la zona.

La secretaria de Medio Ambiente del Gobierno estatal, Beatriz Manrique, explicó que se efectuaron estudios geoambientales y de calidad del agua en un polígono de 25 hectáreas, los cuales se iniciaron el 3 de junio.

En primera instancia se encontró que el agua no es residual ni sulfurosa, no apta para consumo humano, según los resultados de 14 parámetros, aunque 60 indicadores más del líquido fueron enviados a laboratorios de Canadá para su análisis.

Se detectó que oficialmente se tiene un registro de 47 pozos de extracción de agua. Sin embargo, en el trabajo de campo, estudios presenciales y en entrevistas con población se encontraron muchos más pozos artesanales y de mayor calado para uso doméstico y agrícola.

Oficialmente, 80% de los pozos son para extracción de agua para uso agrícola, 15% para doméstico y 5% de uso industrial. La primer causa preliminar detectada fue la extracción intensiva del agua que ha arrastrado limos y arcillas que eliminaron los elementos que dan resistencia a la tierra.

La segunda y tercera fueron condiciones climáticas, pues durante tres años hubo una sequía intensa con 35% menos de precipitación pluvial, pero en el presente año las lluvias estuvieron 85% por encima del promedio, lo que generó una erosión natural del suelo.

Las recomendaciones iniciales plantean llevar a cabo un monitoreo constante para prevenir desastres, ampliar el primer límite de seguridad en el socavón, actualizar los Atlas de Riesgo, implementar un ordenamiento territorial y actualizarlos para determinar usos de suelo.

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