Zacatecas.— María Guadalupe “N” y Juan Carlos Villazana, madre y abuelo de la niña Silvia Dallana, quien murió el pasado viernes en la guardería Los Colorines, del municipio de Sombrete, claman justicia, luego de que la Fiscalía General de Justicia del Estado eximió de toda responsalidad a dicha estancia.

En entrevista con EL UNIVERSAL, afirmaron estar en contra de los resultados de la necropsia realizada a la menor de un año de edad, la cual determinó como causa de la muerte una “neumonía lobar bilateral y adenitis mesentérica”, es decir, infección respiratoria alta y baja.

Su inconformidad, explican, se deriva del comunicado en el que la dependencia informó que “durante el procedimiento legal no se encontró ningún tipo de lesión externa o indicios que señalen algún tipo de agresión”. Además de asegurar que con base en la información proporcionada por los familiares de la menor y su condición de salud “no se vislumbra responsabilidad del personal de la estancia”.

Después de conocer esta resolución, los familiares de Silvia Dallana refieren que la pequeña no tenía neumonía, “sólo le escuchamos ese día una leve tosecita”, e incluso refieren que horas antes la niña se comportaba como siempre: “jugaba, bailaba y brincaba al ritmo de la música que escuchaba”.

Juan Carlos Villazana asegura que la fiscalía nunca les informó que con los resultados de la necropsia se exoneraría a la guardería: “Nos enteramos por los medios”. Ante esta situación, buscan ser escuchados por el fiscal del estado, Francisco Murillo Ruiseco, o alguna autoridad para que se investigue a fondo a la estancia infantil y que esta tragedia no se repita con otros niños.

Aunado a ello, piden que las autoridades le exijan a la estancia contar con personal médico o tener conocimientos de primeros auxilios.

María Guadalupe, de 17 años, llevó ese día a su hija a la estancia a las 8:00 horas y se dirigió a su trabajo en un centro comercial, donde se desempeña como cajera. Relata que a las 14:20 horas recibió la llamada de Ofelia Briones, presuntamente una de las directivas e hija de la dueña de esa guardería, quien le informó que la niña se había puesto “un poco mal”.

Explica que de inmediato se trasladó a la guardería y que “ya no había niños ni maestras”, sólo estaba Ofelia, quien le manifestó que su hija había sido enviada a recibir atención médica, pero que “estaba bien”.

La mujer acudió al consultorio que estaba cerca de la estancia, a donde llevaron a su hija, pero ahí fue cuando se enteró que la niña llegó muerta. Afirma que las directivas la dejaron en ese lugar, ya que no había nadie de la estancia ni quien le diera una explicación de lo ocurrido: “Nadie quería darme la cara”, dice.

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