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Saltillo

Algunas tienen más de dos siglos de antigüedad, otras son piezas únicas y también las hay embrujadas. Son 5 mil 500 muñecas y están a punto de quedarse sin casa. La humedad dañó el techo de la vieja casona que alberga al Museo de la Muñeca y los dueños temen que en cualquier momento se derrumbe, puesto que no tienen dinero para reparar el desperfecto.

La casona se ubica en la calle Allende Sur 720, en pleno corazón de Saltillo, y alberga la colección de muñecas más grande de México. Son de todo el mundo y están elaboradas con materiales que van desde trapo, barro, cuero, cera, sololoy, coco, porcelana y papel.

Museo histórico de muñecas, al borde del colapso
Museo histórico de muñecas, al borde del colapso

Añade que “hace cuatro años, filántropos de África, Australia, Dinamarca, Holanda, Italia y Grecia, principalmente médicos, quienes participaron en una Convención Internacional de Medicina en Monterrey, Nuevo León, trajeron [cada uno] una muñeca del lugar de donde procedían y nos las regalaron”

“La idea fue de una de las organizadoras del evento, que no supimos su nombre, pero le agradecemos su apoyo”, comentó Morales Morales.

Misterioso comienzo. Fuentes recuerda que hace 10 años fundaron el Museo de la Katrina, en dicha vivienda, herencia del abuelo de Erick. Relata que una tarde de 2011 tocaron a la puerta y, al abrir, una ancianita como de unos 80 años le dijo:

“No tengo con quién dejar a mi muñeca, ¿aceptan donaciones, se las puedo dejar aquí?”.

Cinthia respondió que sí, pero le dijo que iría por el libro para registrar sus datos: “Tardé dos minutos y cuando salí ya no estaba. Fue un caso muy extraño, porque no pudo caminar tan rápido, y de repente se desapareció [la mujer].

“Esta fue la primera muñeca que recibimos y, por cierto, es extraña: tiene la cara arrugada, su vestido es tipo campesino con mandil blanco, zapato de cuero, mide aproximadamente 40 centímetros y le creció el cabello, que es natural”, narra.

Fuentes externa que esa muñeca no la tienen en exhibición. “La resguardamos en el sótano con otras 11, con las que se nos presentaron fenómenos extraños”.

Dice que de las muñecas, La Anabel de Saltillo es la más canija. “Le tengo respeto y miedo, ya no la quiero aquí, pero Erick sigue terco de que se quede”, dice.

Anabel llegó a través de Santiago, un locutor, quien a su vez la recibió una radioescucha. La mujer le dijo era una herencia de una tía que era bruja de Oaxaca. La tenía en la vitrina del comedor, pero cuando pasaba sentía que la veía y le daba miedo, por eso se deshizo de ella.

Cuando el locutor fue a recogerla, la muñeca se le lanzó del mueble donde la tenían, cayó al piso y se le quebró la cabeza. Pidió a Erick que lo ayudara, y él le advirtió: “No la toques, métela de cabeza en una bolsa negra y tráemela”, y así lo hizo.

En el sótano del museo, además, está “la que le crece el cabello, la embarrada de chocolate, la envidiosa que tira a las muñecas porque no quiere a ninguna a su lado, otra originaria de Monclova que presuntamente mandó al hospital siquiátrico a toda una familia”.

Ahí tienen otra que apareció en una de las camas, “nunca supimos quién la trajo, lo curioso es que se cayó, y se rompió parte de la cara y le quedó un ojo fijo, le llamamos La muñeca vigía, porque parece que nos está vigilando siempre… son una docena de muñecas consideradas paranormales.

Proyecto en peligro. Durante 10 años el matrimonio se ha empeñado en sostener el Museo de la Katrina, donde también exhiben   catrinas, La Calavera Garbancera, figura creada por  el caricaturista José Guadalupe Posada, se encuentra resguardada en aquella casona.

Resaltan que este proyecto es muy importante, pero temen que se les venga abajo el inmueble, porque como señalaron al principio, el techo del museo presenta daños severos por la humedad y urge repararlo, sin embargo, la obra es costosa. Estiman que requieren como un millón de pesos, pues tienen que cambiar toda la techumbre y reforzarla con acero.

Lamentablemente los museos pequeños únicamente reciben visitantes los fines de semana, los otros días casi están vacíos, sus propietarios hacen grandes esfuerzos por sostenerse y requieren apoyo para solventar este gasto, expresan.

Por eso, Cinthia y Erick invitan a solidarizarse con su causa a quienes recuerdan con afecto a sus muñecos consentidos. Agradecen de antemano las donaciones  a la cuenta  152777- 0173  de Bancomer.

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