estados@eluniversal.com.mx

Hermosillo.— Mariela Rodríguez tiene 28 años y está a punto de dar a luz a su cuarto hijo. Agobiada por las temperaturas extremas, no puede estar dentro ni fuera de su hogar, todo está caliente, dice con su rostro colorado y la respiración agitada.

Vive cerca de un sendero agreste, donde sobresalen pedazos de piedra y montículos de tierra. Ahí, la mayoría de las casas fueron elaboradas con retacería de diversos materiales entre tablas, cobijas, hules, cartones y plásticos. Está próximo a un basurero.

Al norponiente de Hermosillo, Sonora, en la invasión El Guayacán, en una calle que ni siquiera tiene nombre ni número, la joven mujer sufre las inclemencias del clima extremo, que ayer, martes 11 de junio, elevó el mercurio a 48 grados centígrados a la sombra.

Constantemente y para que no se deshidraten, Mariela remoja a sus hijos de seis y siete años de edad, así como a María Luz, su niña de tres; sin embargo, está consciente de que tampoco puede tirar mucha agua.

Aquí les llega el líquido por pipa dos veces a la semana, la almacenan y esa les debe de alcanzar para todo: lavar, bañarse, preparar la comida e hidratarse.

Su vivienda es sumamente precaria, es un cuarto de tablas de madera forrada con hule negro y techo de lámina. “Es un horno”, comenta en entrevista con EL UNIVERSAL.

La estufa de Mariela está casi al centro del patio, es un tambo de fierro y una plancha grande de acero; ahí tiene que preparar los alimentos, a la intemperie, al rayo del sol.

Su esposo es ayudante de albañil, pero no les alcanza para que le pueda construir una casa de material. Sin embargo, esa no es su mayor preocupación actual.

Así, a punto de dar a luz, Mariela pide ayuda a la población: en el Hospital Integral de la Mujer del Estado de Sonora (HIMES) le piden dos unidades de sangre que no sabe cómo conseguir, ya que tanto ella como su esposo son originarios del municipio de Agua Prieta.

Luego se sobresalta y piensa en el bebé que llegará y tendrá que permanecer dentro de su hogar, en cuyo interior tienen una abanico que les arroja viento tan caliente que les quema la piel.

“Hace mucho calor, ya me voy a aliviar, no sé cómo la vamos a pasar”, expresa mientras encoge su mano derecha a manera de cuchara para poner agua en la cabeza de su pequeña, quien le pide que la lleve a dormir.

Miles de familias de Hermosillo viven como Mariela, en zonas periféricas de la capital de Sonora, sin patrimonio propio, servicios públicos y con temperaturas extremas, de las más altas del mundo, superando incluso —según algunos medidores internacionales— a las del desierto del Sahara, Libia, la India y otros lugares calientes.

Record histórico. Gilberto Lagarda Vázquez, jefe de Meteorología de la Conagua en Sonora, informó que con los 48 grados registrados ayer en Hermosillo se ha roto un récord de temperatura por segundo día consecutivo. En 1993 se registraron 45.1.

El Organismo de Cuenca Noroeste de la Conagua reportó que la temperatura máxima del martes en la capital sonorense fue de 48 grados Celsius y una humedad de 15%.

Ante el incremento de temperaturas en la entidad, la Secretaría de Salud llamó a la población a extremar precauciones para prevenir enfermedades derivadas del calor, subrayó Gerardo Álvarez Hernández, director general de Promoción a la Salud y Prevención de Enfermedades.

Álvarez Hernández recomendó a la población no esperar a tener sed para consumir líquidos y tratar de tomar mínimo dos litros de agua diariamente, evitar exposición solar en las horas de mayor radiación y utilizar siempre bloqueador solar.

‘’Elija las primeras horas del día para llevar a cabo las actividades al aire libre y las deportivas (...) también se recomienda evitar el trabajo físico intenso y prolongado bajo el rayos del sol’’, externó.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses