Chilpancingo.— Pese a las medidas sanitarias por la pandemia del Covid-19, que incluyen el aislamiento social y evitar aglomeraciones, en Guerrero continúan realizándose velorios y sepelios con decenas de personas.

Esta semana ocurrieron dos servicios funerarios: uno el martes en el municipio de Pungarabato, en la región de Tierra Caliente, donde unas 80 personas acudieron al velorio y al entierro del regidor del PRI, Juan Manuel Chávez.

Otro fue ayer, en Chilpancingo, donde más de 100 personas despidieron en el mercado Baltazar R. Leyva Mancilla al líder de comerciantes fijos y semifijos, Alejandro Marino, quien fue asesinado a balazos la noche del martes en la explanada de esa central de abasto.

Cuarentena para 80

El regidor de Pungarabato, Juan Manuel Chávez, fue internado en el hospital Coyuca de Catalán por presentar complicaciones respiratorias. Murió el lunes pasado y al día siguiente fue velado y sepultado. A los dos actos asistieron por lo menos unas 80 personas.

La tarde del miércoles, la Secretaría de Salud federal informó que en el municipio había dos casos de Covid-19 y que un paciente murió.

De acuerdo con distintas versiones, el regidor acudió hace 15 días a una reunión a la Ciudad de México, donde pudo haberse contagiado de coronavirus, y regresó a Pungarabato, donde siguió con sus actividades.

El director de Salud municipal, Carlos Díaz, informó que el domingo en el hospital de Coyuca de Catalán le realizaron la prueba de Covid-19 y hasta el miércoles se supo el resultado: positivo.

En este contexto, el edil de Pungarabato, Reynel Rodríguez, pidió a quienes acudieron al velorio que se pusieran en cuarentena voluntaria por lo menos 15 días.

Con mariachi y sin cubrebocas

Mientras tanto, ayer en Chilpancingo, familiares y compañeros llevaron el ataúd de Alejandro Marino, líder comerciante, a la explanada del mercado Baltazar R. Leyva Mancilla, el principal centro de abasto de la capital, para despedirlo.

Los parientes y locatarios realizaron una procesión, y en el lugar donde Marino fue atacado colocaron el ataúd con su cuerpo.

El cortejo estuvo acompañado de un mariachi que tocó varias canciones que fueron coreadas por los familiares y comerciantes. Los asistentes no cumplieron las medidas sanitarias por la pandemia como la sana distancia y el uso de cubrebocas.

La Secretaría de Salud federal emitió un protocolo para los velorios y entierros durante la pandemia, en el que ordena que no asistan más de 20 personas.

En Chilpancingo, el mercado central es de los lugares donde la movilidad no se ha reducido: cientos de clientes continúan asistiendo y los comercios siguen abiertos.

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