Reynosa.— Mientras migrantes centroamericanos buscan entrar a México por la frontera sur, decenas más —provenientes de África— permanecen en albergues en el norte del país, particularmente en esta ciudad, para solicitar asilo en Estados Unidos.

Héctor Silva, director de la Casa Senda de Vida, asegura que el número de extranjeros va en aumento, ya que durante el primer mes de 2020 han recibido a 120.

“En diciembre apenas tuvimos a 10 africanos y, antes de eso, a ninguno. Ahora vemos que están llegando muchos más, porque en Nuevo Laredo o Matamoros no cuentan con lugares seguros para albergarse, lo que los hace venir a Reynosa”, explica.

El activista dice que, por el momento, cuentan con el apoyo de organizaciones sociales estadounidenses, quienes los proveen de alimentos y ropa: “Las necesidades aquí son muchas, tenemos que dar tres comidas a más de 400 personas diariamente. Contamos con el apoyo de Médicos sin Fronteras, organización que revisa a los migrantes, sobre todo a los niños que en ocasiones vienen enfermos”.

El camino desde Camerún. Josephine Desiree Enama Andegue, originaria de Camerún, relata que ella salió de su país en junio de 2019. Dice que allá circulan versiones sobre lo peligroso que es México, especialmente Tamaulipas.

“Se escucha que en México no nos quieren, que a las mujeres las violan y matan. Venimos con miedo, pero confiados en Dios, porque no le hacemos daño a nadie, sólo queremos una mejor vida para nuestra familia”, cuenta.

Ella forma parte de un grupo de 12 migrantes de Camerún, Angola, Botsuana, Ghana y Kenia, siete hombres y cinco mujeres que iniciaron su recorrido en junio pasado. De acuerdo con su relato, todos viajaron en avión desde sus respectivas ciudades con rumbo a Brasil, donde estuvieron cinco días.

“Viajamos en autobús hacia Perú, Ecuador, Nicaragua y Colombia, por esos países transitamos sin problema. Dormíamos en pequeños hoteles y comíamos poco porque la pasamos viajando. Todos queríamos llegar pronto a México”.

La joven quiere llegar a Estados Unidos para trabajar y enviarle dinero a su hija, de siete años, quien se quedó con su abuela.

“Yo sufrí persecución en Camerún, ahí hay mucha inseguridad porque muchas personas roban y matan. Yo trabajaba, pero me acosaban y amenazaban. Tenía miedo de quedarme porque me iban a asesinar”, lamenta.

Gilmore Oben, un hombre que forma parte del grupo, decidió salir de Ghana pues sus dos hermanos se encuentran en la Unión Americana y, asegura, viven bien.

“Quiero trabajar para enviarle dinero a mi esposa y a mis dos hijos que se quedaron en Ghana.

“Nosotros llegamos hace un mes a Guatemala, luego viajamos a Tapachula, Chiapas, donde nos recomendaron buscar entrar a Estados Unidos por Matamoros, pero al final nos decidimos por Reynosa, ya que no estaba tan saturado y porque podíamos quedarnos hasta que nos permitan cruzar”.

Destaca que desde hace un mes se encuentran en la Casa Senda de Vida y, hasta el momento, no han tenido problemas.

Ahí esperan a que en un mes, según les dijeron, puedan ser llamados a Estados Unidos para solicitar una visa humanitaria.

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