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Cuando le llamaron para ofrecerle el personaje de Silviah en La jaula de las locas, Mario Sepúlveda dijo: “híjole, no voy a poder”, pero su amigo Rogelio Suárez (quien era el personaje previamente) lo ayudó a ver que sí podía con el personaje de la obra de título original La Cage aux folles, de Jean Poiret.

Ahora, previo a cada función hace el ritual: se pone las medias, el vestido, el maquillaje y al final, los tacones con los que da función. Se convierte en la mucama y se dice completamente agradecido porque es una obra que conecta con la gente.

“La clave de esta obra es el tema de la inclusión, la familia, el amor, y eso combinado con la comedia y con la música creo que es muy buena fórmula para que la gente llegue, pase un rato muy bueno y después se quede con el mensaje”.

Desde que se dio a conocer que él sería Silviah, Mario ha recibido mucho apoyo de la comunidad LGBT.

“Estoy agradecido por todas las porras que me han echado, la verdad es que toda la comunidad LGBT me ha apoyado muchísimo y yo encantado, de verdad les mando muchos besos, muchas gracias por todo. Esta obra es un puente para que la gente cobre conciencia de estas cosas que pasan en la vida, hoy es más destapado, hay que entenderlo”.

Este domingo, en el Teatro Hidalgo, donde se presenta la obra, amigos del medio acompañaron a Mario a la función nocturna, cosa que también lo tenía motivado.

“Es todo un proceso de dos horas (convertirse en Silviah), ponerse las medias, la faja, el vestuario y los tacones. En cuanto me pongo los tacones algo pasa que solito ya soy una mujer, entonces yo estoy muy contento con este personaje; es un reto para mí, nunca me había vestido de mujer y ahora es todo un reto saber andar en tacones, admiro mucho a la gente que se pone tacones porque duelen mucho los pies”, expresó el actor sonriendo.

La jaula de las locas se presenta de viernes a domingo en el Teatro Hidalgo de la Ciudad de México.

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