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Había momentos en los que Florinda Meza, después de perder a su esposo, prefería alargar las noches hasta el atardecer; dormía mucho para evadir así la ausencia: “Sólo quería dormir y no despertar”, se confiesa.

A sus 65 años, la actriz había enviudado de Roberto Gómez Bolaños, el ídolo de la comedia pero también su marido, con quien llevaba 40 años de casada.

No tenía claro lo que haría, se dedicaba a la producción, pero no actuaba desde 1991, cuando protagonizó la telenovela Milagro y magia.

“Después yo entendí que debía continuar con mi vida. A mí me hacían entrevistas o me presentaba en algún lado, y yo les decía que estaba dispuesta a trabajar, pero nadie me llamaba”, recuerda.

Fue contactada por el realizador chileno Nicolás López, quien la invitó a trabajar en su nueva película: ella interpretaría a una actriz llamada Verónica que enfrenta a vejez dentro del mundo de la actuación.

“Me dijo que estaba interesado en trabajar conmigo, yo le dije: ‘Claro, mándame el libreto’. Pero casi le quería besar la mano”.

Luego, durante el rodaje tuvo una certeza: “Yo digo que el director de esta película es como Roberto, porque él sabía escribir y este director también; de hecho mientras filmamos la película, yo sentí que Roberto nos acompañó todo el tiempo”.

El regreso. En 2018, con 69 años, Florinda regresó al set de filmación. Dulce familia, que se estrena este 10 de mayo, muestra a cinco mujeres con diferentes problemas, desde el sobrepeso hasta la anorexia.

Actúan Regina Blandón, Fernanda Castillo, Paz Bascuñan y Vanessa Díaz.

“El primer día estaba preocupada porque había una brecha generacional muy grande entre los actores que iban a estar y yo. Pensaba: ‘A ver si no les parezco aburrida’, mientras nos veíamos callados sentados en una sala”, cuenta.

“Y ya después, platicando, nos dimos cuenta de que (su silencio) era porque ellos también estaban pensando: ‘Uy, es la señorona, la que yo admiraba y veía desde chiquito, ¿cómo le hago para que no se me note que soy fan? Fue gracioso porque todos estábamos en una situación similar, callados’”, añade riendo.

De toda esta experiencia, la actriz saca una conclusión: cree que en los proyectos actuales, en especial para televisión, no se aprovecha el trabajo de actores de distintas edades que están dispuestos a trabajar, lo que además merma en la calidad de los contenidos.

“En el stock de Televisa empezaron, de pronto, a tener pura gente muy joven. Todos los que aparecen en pantalla tienen que aparentar ser papás, les ponen arrugas en las sienes; pues no, para eso tienes gente mayor que puede interpretar el papel”.

El proyecto. La protagonista de la película, Fernanda Castillo de 37 años, y sus otras compañeras son también, para Florinda, un ejemplo de capacidad: “no sólo están ahí por sus piernas bonitas sino que también tienen un talento impresionante”.

Por ejemplo, para protagonizar Dulce familia, Castillo subió 12 kilos en tres meses y lo hizo a base de grasas y azúcares. Luego, durante el rodaje de la historia, el personaje se somete a dieta (para lucir mejor en su vestido de boda) y ahí fue cuando Fernanda Castillo recuperó su peso.

La involución de la tv. Sentada en su sofá color vino, a sus 70 años, en la casa de la colonia Del Valle en la que vivió con Roberto Gómez (la cual piensa conservar “mientras esté viva”), la actriz confía en los nuevos tiempos.

Señala que ve bien las plataformas streaming, que considera parte de un proceso evolutivo, como pasó con el cine y con la televisión.

Este último medio ha perdido popularidad, pero eso no significa que haya quedado en el olvido.

“Que yo no vea las porquerías que hacen en la televisión mexicana no significa que, si hacen algo bueno, no lo voy a ver”, dice.

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