Los Ángeles.— Al día siguiente de la Navidad de 1973, los cines se llenaron de gente que sufría ataques de pánico, otros abandonaban las salas aterrados y unos cuantos más vomitaban y se desmayaban por el estreno de El exorcista, la película de William Friedkin que revolucionó el cine de terror.

La historia de Reagan MacNeil (Linda Blair), una niña de 12 años que vivió un violento exorcismo comandado por el padre Damien Karras (Jason Miller), emergía de una época de transición social cuyo impacto en el cine se veía reflejado con la simpatía del público a personajes e historias más oscuras.

El final de la guerra de Vietnam, el movimiento hippie, la proliferación de las drogas o el escándalo del Watergate marcaron la década de los 70 en Estados Unidos, una época en la que también surgieron obras como El padrino (Francis Ford Cooppola),Taxi driver (Martin Scorsese) o Star Wars (George Lucas).

Ante ese panorama, El exorcista que se estrenó en México el siguiente año, el 19 de diciembre de 1974, transgredió en la manera de tratar aspectos como el terror, la religión y la infancia, y lo hizo en un contexto tan cotidiano y ordinario como el de las dificultades que una madre soltera (Ellen Burstyn) tenía para criar a su hija.

Las explícitas escenas de la posesión a la pequeña niña inocente que se transfiguraba profanando símbolos católicos y usaba un lenguaje soez escandalizaron a algunos miembros de la Iglesia, quienes la calificaron de blasfema, mientras la Academia de Hollywood nominó la película a diez Premios Oscar, de los cuales se llevó dos.

Además, los acontecimientos supuestamente paranormales que sucedieron durante el rodaje, como un incendio de la decoración de la casa de Reagan y la muerte de miembros del equipo o allegados a los protagonistas, han alimentando la leyenda del filme hasta estos días.

De ahí que tras 50 años de su estreno, la película basada en el libro homónimo de William Peter Blatty siga estando entre los primeros números de las listas de las mejores cintas de terror de la historia y sea una de las más recordadas por el público de varias generaciones.

Friedkin falleció el pasado 7 de agosto a los 87 años en Los Ángeles poco antes de que aterrizara en la gran pantalla la película El Exorcista: Creyentes, que, con una trama distinta, celebraba el aniversario de la icónica cinta.

El cineasta formó parte de la oleada del Nuevo Hollywood de los años 70 y su experiencia como director de documentales de televisión le dio una visión vanguardista plasmada en su quehacer artistíco.

Antes había dirigido Contacto en Francia, que recibió ocho nominaciones al Oscar, de los cuales ganó cinco. Dicho trabajo cautivó al autor de El exorcista, Peter Blatty, quien presionó a los productores para que dirigir su historia.

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