araceli.garciam@clabsa.com.mx

En noviembre de 2018 la casa del actor Ignacio López Tarso, ubicada en las inmediaciones de la alcaldía Tlalpan, fue robada. A medio año de los hechos las autoridades no han hecho nada y el histrión no ha podido recuperar ninguna de sus pertenencias.

“Los que no han hecho nada son las autoridades, absolutamente nada. Están investigando, llevan seis meses, ocho, investigando el maldito robo. De eso no va a aparecer nunca más”, sentencia el histrión.

López Tarso sabe que la delincuencia es una situación por la que muchos ciudadanos pasan no sólo dentro del medio del espectáculo. Hace dos días al que le tocó fue a su chofer cuando viajaba de su casa a la del actor.

“Se subieron tres a un autobús con pistola, los robaron a todos, a mi chofer le quitaron 500 pesos y le dieron un cachazo en la frente porque se movió un poco cuando aquellos dijeron ‘quieto todo el mundo’. Robaron a todo el autobús”, relata.

Al respecto tiene un mensaje para las autoridades:

“La señora jefa de gobierno de la ciudad dice que su anhelo es tener una ciudad segura pero pronto, si no cuándo, verdad. Ya tenemos años de que nos estén robando por todos lados, la inseguridad en la ciudad es terrible, ya es justo que las autoridades hagan algo efectivo realmente. Qué bueno que la señora Sheinbaum tiene el deseo de hacerlo, la felicito”, dijo.

Teatro en familia.

A partir de este viernes López Tarso compartirá escenario con su hijo Juan Ignacio Aranda en el montaje “Una vida en el teatro” que comenzará temporada en el Teatro San Jerónimo Independencia.

Su hijo explica que será la novena obra en la que trabajen juntos y la primera en la que compartirán 45 minutos de diálogo continuo.

“Cada uno hacemos cinco personajes, es una obra muy intensa, muy rápida porque en ese tiempo sucede todo. Dice mi papá que parece que está escrita para nosotros, nosotros todavía la adaptamos, yo podría decir que es un homenaje escénico a la vida teatral de López Tarso”, comenta Juan Ignacio.

En la historia dos actores, uno joven y uno veterano, comparten sus experiencias de vida.

“Hay una relación de mucha admiración de ambos, muchas ganas de compartir conocimientos y dejar legados a las nuevas generaciones, hay como un saber de que ya se termina el proceso y hay que dejarle la batuta, la estafeta, el conocimiento a las generaciones que vienen”, explica. Para Juan Ignacio también significa jugar con el momento en el que su padre le pase la batuta.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses