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El haberse convertido en madre fue una gran bendición para Erika Buenfil . Considera que su hijo Nicolás -quien ya tiene 14 años- llegó en el momento en que tenía que llegar, sin embargo comparte que, de haber tenido una familia estable, sí hubiera pensado en tener otro hijo.

“Sí, pero de la manera como yo estaba, sola y volver a empezar una relación y animarme, tenía mucho miedo de que me volviera a pasar algo, que yo estuviera con dos solita”, dice la actriz.

“Fue mucho temor, me hubiera encantado si hubiéramos tenido una familia un poquito más regular o sólida pero si no no importa, estamos muy felices los dos”, explica.

Nicolás es producto de su relación con Ernesto Zedillo Jr. , quien no tiene ningún contacto con su hijo. Buenfil dice que el tener un pequeño fue la mejor decisión de su vida pues está consciente que con dos niños hubiera sido más pesado aunque no imposible.

“No quise, también yo tuve a Nicolás ya grande, de 40 años. Entonces ya volver a embarazarme, volver a empezar... claro que podía, pero yo decidí no querer, mejor no”.

“Después tuve un novio, no me fue muy bien y ya no quise, me dediqué a mi carrera y a mi hijo y la verdad ya no me quise abrir al amor”, recuerda.

A pesar de ello la actriz siente que ha sido afortunada en el amor, simplemente no pudo realizarse como mujer casada pero explica que ha amado profundamente y la han amado. Hoy se siente plena y feliz y no está en sus prioridades el tener una pareja.

“Primero que nada un trabajo, necesito otra novela, seguir adelante, tengo otras prioridades. No estoy buscando tampoco un hombre para que me mantenga, si me mantiene que Dios ojalá me lo mande, pero mientras tengo que seguir trabajando”.

Al ser padre y madre, Erika Buenfil ha hablado con su hijo buscando educarlo como un hombre fuerte , independiente y responsable.

“Yo no comparo lo que me pasó a mí con Nicolás. Yo lo que quiero es que sea un hombre de bien, responsable de sus actos, feliz, que se enamore y que respete a la mujer de que se enamore y que también que se quieran ambos, es lo más importante”, dice.

“Nunca menciono ni comparo que pueda suceder, cada uno es cada uno, mi hijo tiene un gran corazón, es un hombre bueno que yo estoy educando y quién sabe lo que vaya a pasar en un futuro y si pasa le jalaré las orejas si se porta mal, yo sí soy muy enérgica y no soy nada barco en cuanto a tomar responsabilidades a los riesgos. Toda acción tiene una reacción y hay que tener los huevos de tomar el toro por los cuernos”.

nrv

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