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El 15 de septiembre de 2008, dos granadas estallaron en la plaza principal de Morelia cobrando oficialmente ocho muertos por las esquirlas y decenas de heridos.

Dos semanas después, el Festival Internacional de Cine de Morelia inauguraba y su cúpula, encabezada por Daniela Michel, Alejandro Ramírez y Cuauhtémoc Cárdenas Batel, habían acordado no cancelar.

“No sabíamos si iba a ir la gente —recuerda Ramírez, presidente del certamen fílmico— pero decidimos no ceder la plaza pública a los malos y los morelianos, que por 15 días no habían salido a las calles, ahí comenzaron, el centro volvió a vivir”, cuenta el ejecutivo.

Ese año, gente que no estaba contemplada como invitada comenzó a sumarse, como Diego Luna y Gael García Bernal. El festival maduró.

Esta noche, nueve años después del atentado, el FICM (por sus siglas) sigue adelante. Festeja su 15 aniversario de rosa y amarillo.

EL UNIVERSAL presenta algunos de los momentos más representativos del evento.

2003. ¿Qué es Morelia? Werner Herzog (Aguirre la ira de Dios) y Barbet Schroeder (La virgen de los sicarios) platicaron en un teatro desconocido para varios. El mundo del cine internacional preguntó dónde estaba esa ciudad que convocaba a estos dos directores iconos del cine.

2004. “Gael, hazme un hijo”, gritaba un grupo de chicas al ver pasar al charolastra que, en esa edición, llegó a presentar Diarios de motocicleta, interpretando a El Che Guevara.

2005. El malencarado Tommy Lee Jones demostró ser un pan de Dios. Con Los tres entierros de Melquiades Estrada llegó también Guillermo Arriaga, amigo del Man in black que, con una cerveza, veía pasar la vida.

2006. Llegó en la madrugada y apenas durmió, pero Guillermo del Toro estuvo al pie del cañón para hablar de El laberinto del fauno que comenzaba a allanar camino hacia el Oscar, de los cuales se llevaría tres al año siguiente. Con él, una pequeña Ivana Baquero, que este año regresa.

2007. Con poco, mucho. El FICM incorpora la sección oficial de Ficción Mexicana y gana ¿Dónde están sus historias? de Nicolás Pereda, que apenas costó 30 mil pesos. Daniela Michel, directora del certamen, dice que es tiempo de abrirse a todo el cine hecho en México.

2008. “¡Ay güey!” se escuchó casi al unísono durante la proyección de Los bastardos, de Amat Escalante, cuando sale la escena donde un disparo le vuela la cabeza a uno de los protagonista. Después, la risa nerviosa. Ganaría como Mejor Película.

2009. Un ex presidiario es amo del lugar. Toño Zúniga el protagonista de Presunto culpable conmueve al público que no deja de pedirle fotos. En la calle no da ni un paso cuando ya es rodeado por fans.

2010. Quentin Tarantino sólo presentaba Bastardos sin gloria y se iba. Al menos ese era el plan. Pero en la inauguración comenzó a escuchar la programación y decidió quedarse toda la semana, platicando sobre cine en restaurantes con fanáticos, hasta las cuatro de la mañana.

2011. “Hablemos de política”, dijeron las españolas Marissa Paredes y Elena Anaya a Cuauhtémoc Cárdenas, ducho en esas lides. “Y compartimos la visión del mundo, aún seguimos siendo amigos”, cuenta.

2012. Varias personas decidieron salirse de la sala, con todo y palomitas, al ver a un hombre irse descarnando paulatinamente. Halley hizo que algunos de plano ya no quisieran comer por unas cuantas horas.

2013. “Si se fijan, aparece México”, dijo Alfonso Cuarón, hablando de las primeros segundos de Gravedad. Ese mismo año, Danny Trejo apenas y salía a la calle cuando ya varios fans de “Machete” le pedían fotos.

2014. Por poco El Negro no llega. Por estar filmando El renacido, Alejandro González Iñárritu había dicho que no asistiría al FICM para presentar Birdman. Pero un día antes logró zafarse y, así como bajó del avión, llegó a la alfombra roja, para partir horas después a Canadá.

2015. Tim Roth (Perros de reserva) manejó de la capital mexicana a Morelia para presentar Chronic y Peter Greenaway (El libro de cabecera) mencionó que el cine estaba ya muerto, lo cual a muchos, no convenció.

2016. Willem Dafoe se tomó unas horas en Michoacán para aprender a hacer tortillas. “Pero es difícil”, dijo en un encuentro con la prensa.

2017. La directora Daniela Michel asegura que debe pasar un mes para dejar de soñar con el festival, despertando en la madrugada pensando en transportes e invitados.

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