Nunca antes en la historia política mexicana, desde que se levantan encuestas, la aprobación del Presidente de la República había sido tan baja. Enrique Peña Nieto llega con un nivel de popularidad que no rebasa el 32%.

Si se compara con sus cuatro antecesores, ninguno tuvo una calificación tan baja a la mitad de su mandato.

Este es el principal de los problemas del habitante de Los Pinos. Un déficit de legitimidad que no puede evadirse.

Es coincidente ese nivel de aceptación con la intención de voto que arrojan las encuestas para el partido en el gobierno.

En promedio, el Partido Revolucionario Institucional trae un 32% del voto en las preferencias para el próximo domingo.

Así las cosas, el cielo anda rojo para esa fuerza política que tanto gusta de tal color.

Sin embargo el PRI no va solo en su camino. Ha sido ostensible su alianza con el PVEM y también con el Panal y todos juntos podrían inaugurar, a partir de la próxima semana, una nueva coalición gobernante.

También de acuerdo con las encuestas, los verdes, a pesar de todos los pesares, llegarán al próximo domingo con alrededor del 8% de las preferencias. De su lado el Panal traería aproximadamente el 3%.

Es decir que la alianza sandía y turquesa podría sumar alrededor del 43% de la votación; esto implicaría el 51% de los escaños en la Cámara de Diputados.

En otras palabras, el presidente podría estar resolviendo la crisis de legitimidad porque habría obtenido, gracias a sus aliados, más de la mitad de las curules parlamentarias.

En este escenario el PAN obtendría alrededor del 30% de los asientos y las izquierdas, juntas (PRD-PT-Morena-MC) poco más del 16%.

Los números aquí expuestos se obtienen de promediar los resultados que las casas encuestadoras más reputadas publicaron antes de la veda electoral.

Si bien en la elección del próximo domingo influyen muchos elementos, el principal de todos es el respaldo que los electores pueden, o no, otorgarle al presidente Peña Nieto.

Por lo que se puede leer de los datos expuestos, hay un segmento numeroso de electores que han tomado ya la decisión de favorecer a la coalición presidencial. Cada voto por el PRI, por el PVEM o por el Panal hará que Enrique Peña Nieto recupere margen de maniobra política para enfrentar la segunda parte de su mandato presidencial.

En sentido inverso, quienes desean oponerle contrapesos al poder del Ejecutivo cuentan con una lista larga de opciones. Cabe que le entreguen mayor representación al PAN o también a las fragmentadas alternativas de la izquierda.

Por último está la posibilidad, o bien de no asistir a las urnas, o bien de asistir pero anular el voto.

Estas dos opciones significarían en realidad un respaldo a la coalición del Presidente y no servirían para impedir que PRI-PVEM-Panal se hicieran del cincuenta más uno de los asientos parlamentarios.

ZOOM: Las elecciones intermedias sirven para premiar o para castigar al gobierno. Quienes se abstengan o anulen estarán haciendo lo primero.

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