A los normalistas de Ayotzinapa los secuestró la policía de Iguala, misma que los entregó a Guerreros Unidos, quienes —según la versión oficial— los mataron, incineraron y tiraron los restos al río San Juan.

Pero en una paradoja intolerable —y que no sólo violenta sus garantías individuales básicas—, los padres de “los 43” han sido secuestrados por las mafiosas ONG que durante más de un año han regenteado la tragedia de Iguala para medrar con el torvo negocio de la muerte.

El escándalo es aún peor si se toma en cuenta que la desprestigiada CIDH guarda silencio deliberado sobre el secuestro de los padres de “los 43”, a quienes nadie ha escuchado en solitario para hablar de una tragedia por la que otros hablan, dicen luchar y se llevan jugosas ganancias.

¿Por qué ninguno de los padres de “los 43” ha sido entrevistado en prensa, radio o televisión, en solitario, sin guardianes del mafioso Centro ProDH? ¿Son mudos, sordos o no entienden castellano?

No, la respuesta la conocen todos. No han sido entrevistados porque los padres de “los 43” están secuestrados. Y del secuestro los dizque expertos dizque independientes prefieren callar.

Sin embargo, el 24 de septiembre pasado, durante el encuentro de los padres con Enrique Peña Nieto, se hizo evidente el secuestro. Resulta que uno de ellos pidió al Presidente investigar la razón por la que los jóvenes fueron enviados a Iguala. En realidad fue un grito de auxilio que pocos entendieron. En respuesta, el mafioso vocero, Vidulfo Rosales, se apresuró a negar la fractura.

Pero no engañó a todos todo el tiempo. En entrevista posterior para Milenio, Vidulfo Rosales reconoció: “algún grupo minoritario” de padres se ha reunido “en varias ocasiones” con Enrique Galindo, de la Policía Federal, a quien atribuyó “haber influido” en la petición.

Sin embargo las dudas abundan. ¿Por qué los padres no pueden hablar con medios? ¿Quién les prohíbe hablar libremente, sin guaruras, con los periodistas? ¿Están comprometidos? ¿Sólo deben hablar con personas que Vidulfo Rosales autorice? ¿No será que los padres de los normalistas están amenazados por los vividores de la tragedia? ¿De verdad nadie de la CIDH se dio cuenta de ese engaño? ¿No será que la farsante CIDH también gana con el secuestro de los padres de “los 43”?

Los padres de “los 43” eran campesinos de sobrevivencia. Hoy viajan por México y el mundo. ¿Cómo lo hacen? ¿De qué viven? ¿Dónde duermen? ¿Qué comen? ¿Tienen un sueldo para mantener a la familia? ¿Les pagan para seguir “en la lucha”? ¿Quién les paga y cuánto les pagan? ¿Por qué ninguna ONG o la CNDH denuncian el ofensivo secuestro?

Pero hay más. Es curioso que medios aliados del Centro ProDH y de Emilio Álvarez Icaza, como La Jornada y Proceso, tienen acceso al caso y a los padres. Pero curiosamente esos medios nunca cuestionan el secuestro y siempre están a favor “del movimiento”. ¿También reciben beneficios económicos del torvo negocio de la muerte?

Según periodistas de Guerrero, no se acercan a la Normal Isidro Burgos porque no los dejan pasar. Incluso, se valen de contactos familiares para sacar información. Y es que el Centro ProDH (Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez A.C.) controla toda la información y decide quién habla, quién pasa y a quién le dan información.

¿Por qué? ¿Acaso los padres no pueden decidir qué decir y a quién? ¿No tienen derecho a hablar con quien les plazca? ¿Por qué coartan su libertad de expresión?
La mafia de los derechos humanos. Al tiempo.

www.ricardoaleman.com.mx

Twitter: @ricardoalemanmx

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