Ser del Ascenso, más allá de la ilusión

La complejidad del futbol mexicano se puede medir o valorar de acuerdo al número de divisiones que lo conforman; no obstante que cada equipo de la Primera División tiene por lo menos cuatro categorías inferiores, también hay que sumarle el Ascenso MX, la Liga Premier, Tercera, Cuarta y hasta una Quinta División. Sí, así como lo leen, todas esas categorías lo conforman.

Una es el Ascenso MX o Primera División A o Segunda División. Mire, como usted guste llamarla, pero ahí está, sobreviviendo y empezando un torneo más sin pena ni gloria, perdiendo peso y valor en todo el contexto que esta División debería representar en el organigrama y estructura del futbol en México, torneo a torneo.

El Ascenso MX no es sólo esa categoría a la que llegan algunos jugadores de divisiones inferiores que tienen potencial, también es la División que tiene siempre los brazos abiertos para aquellos que ya no pudieron continuar en el Máximo Circuito y, sí, también es el preámbulo del retiro para algunos otros.

Aquí el objetivo no es sólo la Copa. La lucha es por dejar de ser del Ascenso. Aquí, cada torneo los equipos pelean por ser la Cenicienta que se sacuda el polvo. Sí, todos quieren ser de la élite, probar las mieles de la Liga MX. De poco sirve un campeonato si el objetivo de ascender no se ve concretado.

Pero las cosas, en los últimos años, han cambiado. Tal parece que el Ascenso MX de poco sirve ya. No es ninguna incubadora de talento, mucho menos una que desarrolle proyectos deportivos de gran capital; tampoco es el futbol que vende y ahora, de acuerdo a los nuevos lineamientos, ha dejado de ser la Liga que dé aspiraciones equitativas.

Los requisitos para ser miembro de la Liga MX se han elevado, se han puesto más quisquillosos acerca de sus posibles nuevos integrantes. Diez equipos de los que conforman el Ascenso no son candidatos para poder pertenecer a la máxima categoría, sólo seis pueden. ¿La razón? Su infraestructura. Hace unos días se dieron a conocer quiénes tendrían pasaporte abierto para aspirar a pertenecer a la Primera; claro, siempre y cuando sean campeones, pero esto definitivamente le resta valor deportivo y comercial a quienes comienzan el torneo sabiendo que no son del todo contemplados y aceptados para ascender.

¿Y entonces? Sí, hay un presupuesto destinado para ese equipo que deportivamente llegue a cumplir, pero ¿es suficiente?, ¿dónde ponen las expectativas del seguidor? ¿dónde quedan las de un posible socio comercial? Esto rompe esa ilusión que se respira desde la primera fecha. La ilusión que tienen las ciudades o poblaciones que cuentan con un equipo es ascender hasta llegar a la Primera División, en este caso la Liga MX; sí, son equipos pequeños o medianos con aficiones medianas, pero fieles y es en esta categoría donde se ve una real cohesión social, es aquí donde los sueños son más grandes, incluso guajiros, porque en el Ascenso la ilusión es todavía más fuerte que pelear una final de campeonato. Aquí, uno se juega el dejar de ser del montón.

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