Llámenme cursi, pero no creo que exista lugar más romántico en el deporte que el All England Lawn Tennis and Croquet Club. Sí, ahí sobre la Church Road en Londres, está la sede del torneo más antiguo de tenis del mundo, Wimbledon.

Sí, es todo un cuento de hadas, son las primeras canchas en recibir tenis profesional, es el torneo más antiguo donde existe una etiqueta que algunos aún respetan, las canchas de césped que reciben a las más estrellas año con año, así como a los que llegan ahí por vez primera, buscando ser la sorpresa del torneo, pero sobre todo buscando no salir en la primera ronda siendo víctimas de las grandes raquetas.

El tenis es un deporte elitista y caro que exige una fuerte cantidad de dinero anual para poder tener la capacidad de estar en todos y cada uno de los torneos que engloben el tour de la ATP y la WTA que brinden los suficientes puntos para tener un lugar decente dentro de la élite mundial.

Un estudio de la Universidad de Victoria, en Australia, arrojó el costo aproximado para un tenista para estar dentro del circuito: 160 mil dólares anuales incluidos vuelos, hospedaje, equipamiento y entrenadores, en un plan estándar y sin lujos. Lo sorprendente es que, de los casi 9 mil tenistas profesionales hombres, y las casi 5 mil mujeres, sólo el top 160 de hombres y top 150 de mujeres obtuvieron un beneficio económico por jugar.

Muchos de los tenistas que participan en este circuito lo hacen en números rojos, esperando avanzar más allá de la primera ronda para obtener una remuneración; existe una enorme concentración del ingreso entre los “top”, para que se den una idea el top 50 de la ATP concentró el 62 por ciento de los premios y el top 26 del tenis femenil el 51%.

Veamos esto en otros parámetros, en estos momentos Thiago Monteiro, de Brasil, ocupa el lugar 100 del ranking ATP, tiene 23 años, sus ingresos durante toda su carrera suman 483 mil 765 dólares; comparemos esto con el salario de otros top 100 como el pitcher David Robertson, de los Medias Blancas, quien recibe 12 mdd por año o el jugador del Jazz de Utah Joe Ingles, quien percibe 11.6 mdd anuales.

Sí, lo sé, es abismal la diferencia, ¿verdad?, pero como pueden observar, el tenis es mal pagado, no todo es tan color de blanco como parece o debería ser, lógico los premios van en función al lugar en que cada tenista finalice y es en función a ellos que pueden o no continuar en la gira.

Y es ahí justamente, en uno de los de los más prestigiados, elitistas y hermosos de los escenarios que existen, donde estos pequeños soldados buscan con mayor empeño no ser de los primeros en caer, los de la primera ronda.

deportes@eluniversal.com.mx
***En la foto: Sólo las mejores raquetas ingresan a torneos como el de Wimbledon. (ADRIAN DENNIS. AFP)

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses