Al borde del abismo, con el lobo a la puerta, gobierno y partidos políticos deciden huir hacia adelante con los ojos cerrados. La estabilidad arriba y la austeridad abajo nos mantendrá a salvo en la globalidad que tiembla ante la amenaza cumplida de Trump en el poder de la nación más poderosa del mundo. Aquí, en la corte de los milagros, el inmutable Agustín Carstens señala que el Trump victorioso es ya “más conciliador”.

¡Nadie se mueva! El cacomixtle en el gallinero mata a todas las aves del corral, no se conforma con satisfacer su apetito. Pero Trump es ya “más conciliador”, dice Carstens. En lugar de la persecución, cárcel y deportación de seis millones de mexicanos, los camisas pardas al mando de los racistas que ya designó, solamente van a expulsar a tres millones. Y en la Cancillería buscan cómo juntar los pedazos de Humpty Dumpty tras la caída: el miedo afecta la memoria, el personal al mando de la secretaria Claudia Ruiz Massieu trastoca la diplomacia del nacionalismo revolucionario. La política exterior es reflejo de la política interior. O debiera serlo. Afirmar que los paisanos deportados “regresan (con) diferentes habilidades, como el idioma y el manejo de diversa maquinaria”, es ignorar el amargo desempleo que los expulsó de México y que aquí los espera.

El lobo a la puerta y Enrique Peña Nieto vuela al Perú, a la Cumbre Asia-Pacífico, que reúne a 21 países en defensa del libre comercio. Trump es aislacionista y ha nombrado a personeros de la extrema derecha, racistas, halcones, creyentes y criaturas del dogma Goldwater: El extremismo en defensa de la libertad no es extremismo, dijo el de Arizona al incubar la serpiente. Peña Nieto acude al Perú, con el acuerdo de empresarios mexicanos, a defender el TLC que ha generado beneficios arriba y empleos abajo. No es hora de insistir en que el sector exportador se quedó con la parte del león. No hay de otra. Modernizarlo y no renegociarlo, pide el incómodo anfitrión del monstruo en horas decisivas.

Vamos a ver, dijo un ciego. En Oaxaca, nada menos que en Oaxaca, Peña Nieto se reunió con la Conago, gobernadores que pregonan unidad en defensa de los mexicanos... en Estados Unidos, allá al otro lado; y se pronuncian en contra de la suspensión del TLCAN. Vértigo al borde del precipicio. En el perol infernal de nuestro sistema político desmantelado por el descrédito de sus actores y el desprecio de los agobiados por el desempleo, la desigualdad insultante, el saqueo de quienes hacen política para hacer dinero al amparo de la impunidad. Y la foto tradicional (a la que hizo falta el perfil de Alfred Hitchock al fondo), con Graco Ramírez y Gabino Cué al lado de Enrique Peña Nieto.

“El misterioso caso del secretario de Hacienda”, dicho sea en honor al gran José Alvarado. Con plena intención de situar en escena al defenestrado Luis Videgaray, quien se dejó crecer la barba al iniciar su período de meditación a la sombra de Los Pinos y siempre confiado en la sicofancia que recibiría el triunfo de Donald Trump como prueba de la visión de estadista y profeta de su jefe (Enrique Ochoa dixit). La imagen del tlatoani vive: “Señor, mí señor, gran señor”. Por eso y para no imitar a los kremlinólogos que estudiaban el orden y la cercanía de los allegados a Stalin y sus herederos, de la derecha brotó una condena a la herejía de ver el Gólgota en Huatulco, con Graco y Gabino como Dimas y Gestas.

Notable foto de familia la de la Conago en Oaxaca. Gestos sombríos de la derecha dominante a la izquierda disolvente; en primera fila el par improbable, con Graco ensayando pose cesariana. Como las que aparecen en los “espectaculares” multiplicados en entidades ajenas a la que dice gobernar, mientras en Morelos se anticipaba la suspensión del desfile conmemorativo del 20 de noviembre. ¿Pero es que hubo alguna vez una Revolución? Así, con mayúscula, como mayúsculo es el descaro y el saqueo de la República federal y democrática. No digo laica, porque la clerigalla asustó a la clase política informe; ni subrayo democrática, porque con el sufragio efectivo vino el vuelco que puso la política al servicio de la economía, la vergonzosa desigualdad y el capital concentrado en las alturas.

El vértigo de las sonrisas inesperadas y magnificadas en el encuentro en Huatulco de Miguel Ángel Yunes con Enrique Peña Nieto y Manuel Velasco Suárez: Presidente de la República, gobernador electo de Veracruz y gobernador constitucional de Chiapas. Del sur, del Cañón del Sumidero y la rebelión de los zapatistas que se aparecieron ante el mundo de la comunicación instantánea, para decir aquí estamos, los indígenas, marginados y explotados. Allá, donde aparecen pasaportes falsificados con la foto del fugitivo Javier Duarte, ex gobernador de Veracruz. Lo que explica la irrefrenable sonrisa de Miguel Ángel Yunes; la sorpresiva de Enrique Peña Nieto: la inevitable de Manuel Velasco, cuyo abuelo, el sabio, repetía incesantemente: “Todo Chiapas es México”.

En primera fila, con la vista hacia el centro del grupo, Ángel Mancera, jefe de Gobierno en espera de la semblanza de Constitución diseñada a falta del estado 32, con Marcelo Ebrard en ostracismo dorado en espera de ser indiciado ante un juez. Mancera se hizo del PRD y será candidato a la presidencia en 2018, pero antes tendrá que pedir más dinero a la Secretaría de Hacienda del misterioso. Todo el norte es bronco. El de Nuevo León visita China; llegó; en Sinaloa hay alivio ante la inminente salida del Malova: ¿Buen fin? Averigüelo Vargas, o el Fiscal Anticorrupción por designar. En Sonora recibió con sobriedad republicana la gobernadora Claudia Pavlovich, del PRI, la prisión formal dictada al panista ex gobernador, Guillermo Padrés.

Y compañero de partido del multifacético Javier Corral, flamante gobernador de Chihuahua, quien anticipó que iría a la Conago a demandar el apoyo financiero federal para enfrentar la crisis de la deuda del estado. Sin eso “no hay manera de que Chihuahua salga”. Expuso un déficit presupuestal de 7 mil millones de pesos y demandó ayuda del gobierno federal. “El gobierno de la República tiene capacidades y alcances limitados, pero no podrá sustituirse en lo que hace a la tarea y responsabilidad propia que tiene el gobierno de cada estado”, diría Peña Nieto.

Pero Javier Corral afirmo en Oaxaca que a la deuda de 48 mil millones de pesos de Chihuahua se debe sumar un déficit presupuestal heredado de 7 mil millones de pesos; que se pagaron 500 millones de pesos a asesores y diez veces más en comunicación social que en la atención a pueblos indígenas: “No puede ser ajeno el gobierno federal”. Pero en el PAN hay rebelión palaciega y acusaciones graves contra Ricardo Anaya. No salen las cuentas del niño maravilla, casado y con hijos, propietario de inmuebles y empresas de cuyas rentas vive, con auxilio de los millones de utilidades accionarias.

20 de noviembre. Que hoy no habría desfile en tierra de Zapata. El PRI instala un comité de salud pública, sin Robespierre ni jacobinos; el PAN espera volver al poder aliado con tránsfugas del nacionalismo revolucionario. Y en el PRD preparan el combate imaginario a López Obrador, mientras cuentan las fortunas acumuladas y esperan la victoria de la impunidad sobre el imperio de la ley.

Hay que leer y decirlo bien, secretario Nuño. Ya Trump afila los cuchillos largos en su dorada torre de Manhattan.

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