No hay debate. Sólo intransigencia absoluta cuando se trata de hablar, analizar o juzgar la actuación de la Selección Mexicana. Esto va más sobre Juan Carlos Osorio y no tanto sobre los jugadores, que al final son los responsables directos.

Abrir el debate es la propuesta de Universo Deportivo de EL UNIVERSAL, ya que, producto de la Copa Confederaciones, es notoria la intolerancia de periodistas, comentaristas, narradores, analistas y aficionados. Si eres crítico en el análisis de un partido, odias a tu país y hasta en xenófobo te conviertes, porque Osorio es colombiano. Si al siguiente haces un análisis positivo, eres un jilguero del sistema, producto de las televisoras y un vendido de la FMF. Lejos se está de un debate abierto, de defender ideas y plasmarlas en análisis, positivos o negativos, porque siempre hay alguien que cree saber más y, si su opinión no coincide, la descalificación llega.

Nadie puede negar que, en lo que lleva Osorio, los resultados rozan la perfección. Y ahí es donde entra el debate profundo, porque en realidad no es un equipo que entregue certeza, pese a que gana y gana. Claro que en el futbol vencer al rival es lo único y debería ser insignificante el cómo se logra, pero la realidad es que hay demasiados factores que han derivado más de la fortuna que del nivel de juego.

Los entrenadores no trabajan para callar bocas. Tampoco debería ser el objetivo de los futbolistas. Abrirse a la crítica negativa y positiva, constructiva o destructiva, debería ser un elemento básico en sus carreras.

Osorio tiene hasta el momento una Copa Confederaciones envidiable en resultados, pero preocupante en funcionamiento. Aunque los defensores de lo indefendible aseguren que el partido contra Nueva Zelanda fue maravilloso, por la “grandísima capacidad” de remontar, y contra Rusia fue impecable también, por darle la vuelta al anfitrión, han sido victorias llenas de cuestionamientos, como ha sido la era Osorio por la ausencia de un cuadro titular y porque en el único partido de eliminación directa que debió ganar, terminó vapuleado 0-7.

Por eso la importancia de jugar contra Alemania. Debido a las condiciones de ambos, la Selección de Osorio está obligada a ganar. Sí, obligada. No debe dejar dudas para no dar pie a que, si se ganó, fue porque es la B de Alemania, y si perdió, también minimizarlo. Dejemos ese lugar común de la ignorancia y veamos con conciencia que lo mejor que tiene Alemania es a Joachim Löw, y a Draxler, Mustafi, Cam y Rudy, pero no es suficiente para que México no parta con la obligación de ganar. Para eso contrataron a Osorio, para llegar al quinto partido de un Mundial y para trascender en donde nunca se ha hecho. Por eso, tiene la oportunidad el jueves de mostrarle al mundo que sí es el entrenador que llevará el equipo a otro nivel.

@gvlo2008gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx

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