Como parte de las actividades del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo se llevará a cabo un movimiento llamado “Día sin Mujeres”. Diversas organizaciones en todo el mundo están invitando a la población a realizar tres acciones: no ir a trabajar si eres mujer; hacer las compras en negocios de mujeres y utilizar el color rojo en la vestimenta en señal de apoyo.

Este es un acto en favor de la equidad y el respeto a los derechos humanos. El objetivo del Día sin Mujeres es reconocer el enorme valor que las mujeres aportan al sistema socioeconómico, a pesar de enfrentar de manera cotidiana desigualdad de oportunidades, discriminación, acoso e inseguridad.

Estamos atravesando por un momento difícil como humanidad. Es necesario que nos alejemos del odio y de las razones que nos dividen y nos conectemos con la luz y el amor que llevamos dentro. Que el Día Internacional de la Mujer sea un motivo más para recordar que los derechos de las mujeres son derechos humanos sin importar su religión, grupo étnico, lugar del mundo donde habite, edad o situación económica.

Gabriela Mistral, la primera mujer en ganar el Premio Nobel de Literatura dijo: “Sé tú el que aparta la piedra del camino”. Esta frase es un poderoso llamado en contra de la indiferencia. Los problemas de las mujeres son los problemas de todos. Las injusticias a las que se enfrentan son dañinas para la sociedad en su conjunto. Nadie puede quedarse sentado con los brazos cruzados ante cientos de años de opresión y discriminación.

Tomando en cuenta las ventajas de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, la pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué no tomar cartas en el asunto y llevar a cabo acciones cotidianas en favor de la equidad? Desde la educación que le estamos dando a nuestros hijos, hasta la dinámica que propagamos en el lugar de trabajo puede contribuir en un cambio de actitud e influir en la formulación de políticas públicas con una perspectiva de género y de derechos humanos. Muchas veces las mujeres somos las primeras en perpetuar el machismo. Es momento de voltear a ver nuestra situación y reflexionar acerca de la manera en la que nos relacionamos con los demás y los prejuicios que, tal vez inconscientemente, siguen guiando nuestras acciones. Aceptar nuestra realidad es el primer paso para avanzar.

Ninguna acción, por más pequeña que parezca, es insignificante. Yo siempre pienso en lo difícil que es dormir con un mosquito en la habitación. Si nos unimos podemos darle más visibilidad a un tema que es responsabilidad de todos. Dejemos que la libertad, el amor y el respeto a los derechos humanos sean más fuertes que el odio, el miedo y la injusticia. Seamos solidarios, apoyemos a las mujeres y el próximo 8 de marzo utilicemos el color rojo para expresar que no estamos de acuerdo con la desigualdad de género y que es momento de un cambio verdadero en favor de un desarrollo sostenible e inclusivo.

*Fundadora de la Fundación Angélica Fuentes

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