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Texto: Cristina Hernández
Foto actual: Xochilt Salazar
Diseño web: Miguel Ángel Garnica
Como fiel testigo del paso del tiempo y de varios acontecimientos históricos en la Ciudad de México, el Reloj Chino no detiene sus manecillas y permanece enraizado desde hace un siglo en el mismo lugar: al centro de una pequeña glorieta en el cruce de las calles de Bucareli (antes Paseo de Bucareli), Atenas y Emilio Dondé, muy cerca de Paseo de la Reforma, desde donde observaba a la estatua de Carlos IV —conocida como El Caballito de Tolsá— antes de que cambiara de lugar, y a tan solo unos metros de la Plaza de La Ciudadela.
Este reloj se ha convertido en el guardián del Palacio de Cobián, donde se ubica actualmente la sede de la Secretaría de Gobernación, y con ello, en el testigo infaltable de las numerosas protestas que se realizan sobre Bucareli. Si no son los antorchistas, son los maestros de la Coordinadora o los integrantes de los 400 Pueblos que bailan desnudos para manifestarse.
Precisamente, fue el entonces presidente Porfirio Díaz quien ordenó que el reloj de bronce con campanas musicales fuera instalado en ese sitio, que anteriormente ocupó la fuente colonial “La Patria” del arquitecto Lorenzo de la Hidalga.
Y no podía ser de otra manera. Pues el antiguo Paseo de Bucareli era una de las vialidades más hermosas; existía desde fines del siglo XVI y fue el virrey número 46 de la Nueva España, don Antonio María de Bucareli y Ursúa, quien mandó embellecerla.
Para esta labor se plantaron árboles de fresno, álamo y sauces. Existían tres carriles, dos laterales para los peatones y uno al centro para coches y jinetes. Además cada tramo estaba dividido por fuentes. Esta avenida, en su tramo original, se extendía desde lo que es ahora la glorieta de Bucareli hasta el Acueducto de Guadalupe, hoy Arcos de Belén. Y por este lugar hizo su entrada triunfal el Ejército Trigarante al consumarse la Independencia en 1821.
Así, este reloj recibió el nombre de Reloj Chino debido a que ese país oriental decidió regalar este monumento como muestra de la buena relación que había entre México y China; pues nuestro país había acogido a miles de refugiados chinos. No obstante, fue inaugurado y colocado en el lugar hasta 1910 durante las ceremonias del Centenario de la Independencia de México.
El presidente Díaz se preparaba para festejar en grande los primeros cien años de la lucha de Independencia. Por esta razón, escribió a todos los países del mundo para invitarlos a tan importante conmemoración que ya había iniciado sus preparativos desde varios meses atrás.
Entre los principales organizadores estuvieron el Secretario de Justicia e Instrucción Pública, Justino Fernández y José Yves Limantour, Secretario de Hacienda y Crédito Público; además de Justo Sierra, encargado de la publicación de una Antología por el Centenario.
Para tan memorable ocasión asistieron representantes de diversos países, entre los que estaban: Italia, Japón, España, Francia, Alemania, Hungría, Cuba, Rusia, Guatemala, El Salvador, Perú, Panamá y Colombia.
Todos los invitados venían con sus mejores galas y traían numerosos regalos para México. La delegación de cada país ponía ofrendas en lugares emblemáticos de la Ciudad, como la columna de la Independencia.
Así, el embajador especial del imperio chino, Chan Yin Tang, fue el encargado de traer el reloj que se obsequiaría a México. El traslado duró siete meses y el vapor americano Esperanza fue la navegación encargada de traerlo a tierras mexicanas. Después de dejar el mar tardó tres días en llegar a la Ciudad de México.
Fue también en esa ocasión cuando Francia devolvió las llaves de la ciudad que fueron tomadas durante la Intervención Francesa. Otros de los regalos más importantes y significativos fueron el monumento a Louis Pasteur, las estatuas de San Jorge y de Alexander Von Humboldt. Además, España regresó las ropas de algunos de los héroes que participaron en los movimientos independentistas.
Embajador chino Chang Yin Tang asistió a las fiestas del Centenario de la Independencia.
Sin embargo, el contador del tiempo que vemos en la actualidad es diferente al original. Justo como podemos apreciar en la imagen antigua, la torre que lo resguarda tenía campanas que servían para definir el paso de las horas, y que desaparecieron durante el periodo conocido como la Decena Trágica.
Pues el 11 de febrero de 1913, debido a la transición que sufrió el país y por la cercanía con la Plaza de Ciudadela donde se llevaba a cabo un combate, la pieza de relojería resultó dañado por un proyectil y quedó reducida a unos cuantos fragmentos de piedra.
Así quedó el reloj chino después de que fuera alcanzado por un cañonazo durante la Decena Trágica.
No obstante, fue reconstruido por el arquitecto Carlos Gorbea, pero desafortunadamente no igual al original.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el doctor en arquitectura, José Gerardo Guizar Bermúdez, explica que su fisonomía fue transformada durante este lapso —especialmente la parte superior— debido a que el remate fue destruido con un proyectil durante la Decena Trágica, por lo que se le hizo una terminación diferente.
El arquitecto comenta que también el Palacio de Cobián resultó severamente afectado y se reconstruyó ocho años después, aunque durante las fiestas del Centenario también sirvió como hospedaje para los visitantes norteamericanos.
Así, el reloj fue reinaugurado el 29 de septiembre de 1921 en el marco de las celebraciones por el Centenario de la consumación de la Independencia y lucía como podemos ver en la foto principal del texto.
Cada uno de los costados del reloj tiene un medallón de mármol. El del lado izquierdo dice: “La colonia china a México en el primer Centenario de la Consumación de su Independencia”. En el lado derecho están grabadas las fechas: 27 de septiembre de 1821-27 de septiembre de 1921. Finalmente, en el lado posterior hay otro medallón de mármol, similar a los laterales, grabado con caracteres chinos. Los materiales empleados en la construcción son concreto, cantera y bronce.
Desde la calle Emilio Dondé así se veía el reloj a finales de los años setenta.
Con el paso de los años, frente al reloj fue desapareciendo el Paseo de Bucareli junto con sus árboles y fuentes. La calle fue haciéndose cada vez más estrecha, reduciendo el número de carriles y aumentando así el tránsito. Hoy solo queda una parte de la glorieta, los carruajes y jinetes dieron lugar a los coches y al metrobús que diariamente pasan por la zona.
El reloj sigue funcionando de manera correcta ya que, según los vecinos, al estar cerca de una dependencia de gobierno, se le da un mantenimiento constante y adecuado. En mayo de 2010 se realizó una nueva remodelación a la torre, financiada por la revista China Hoy, con motivo del bicentenario de la Independencia de México.
Así se veía la calle de Bucareli, en 1963, cuando tenía doble sentido vehicular y con el reloj en el centro de la glorieta.
La transformación histórica y de las calles a través de los años resulta evidente, hay solo algunas edificaciones antiguas que aún continúan en lo que era el Paseo de Bucareli. Los establecimientos con más tiempo se encuentran a un lado de la glorieta y son: una tienda de artículos de magia y una vulcanizadora.
Los trabajadores cuentan a EL UNIVERSAL que solo saben que el lugar en donde laboran tiene alrededor de 50 años en ese sitio, pero ellos fueron contratados hace poco tiempo. Una vendedora de la vulcanizadora asegura que el reloj marca la hora cada quince minutos aunque ya no se escuchan las campanadas originales, sino un simple. din-don, din-don.
Según dicen, también por su ubicación es una zona relativamente tranquila aunque el inmueble no se ha salvado de los enfrentamientos políticos, ahora protagonizados por manifestantes quienes constantemente se instalan sobre Bucareli para hacerse escuchar ante las autoridades de la Secretaría de Gobernación.
Fotos antiguas: Colección Villasana-Torres.
Fuentes: García Genaro, Crónica Oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México; Dr. en Arq. José Gerardo Guizar Bermúdez, profesor en la Facultad de Arquitectura de la UNAM. Consulta del artículo “Andanzas del Reloj Chino” de Alberto Barranco en la publicación Contenido. Consulta del Catálogo de Monumentos Escultóricos y Conmemorativos del Distrito Federal.