En su época fue una de las principales ciudades y asentamientos de Mesoamérica, y la gran capital de un poderío que dominó la mayor parte del territorio mexicano. El último tlatoani de México-Tenochtitlan, Cuauhtémoc, encabezó la resistencia de la ciudad contra Hernán Cortes, el 13 de agosto de 1521.

La importancia y recuerdo de la fundación de la gran capital del imperio azteca, la ciudad de México-Tenochtitlan, se conmemora y se le rinde tributo con la escultura ubicada, precisamente, a un costado del edificio del Ayuntamiento de la Ciudad de México, sede del gobierno que encabeza Miguel Ángel Mancera Espinosa.

En días pasados fuimos testigos, gracias a los fuertes vientos, de poder mirar los grandes volcanes que custodian el Valle de México, reflejando una ciudad transparente y limpia.

Poco nos duró el espectacular paisaje, ya que días después se actualizaba una crisis ambiental por los altos niveles de contaminantes que llevaron a declarar la primera contingencia ambiental en 14 años.

Esta crisis ambiental pasó a una segunda fase, la política, por la confrontación entre la autoridad del Estado de México y la de la capital, ambas integrantes de la megalópolis del Valle de México. Ante la gravedad del problema de salud generado, intervino el propio presidente de la República, Enrique Peña Nieto, instruyendo a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) a atender la crisis ambiental, implementando acciones extremas.

Otra fase de contingencia de esta crisis ambiental fue en torno a la ciudadanía, que reclamaba a las autoridades capitalinas la mala calidad de aire y recordaba una vez más su inconformidad con el nuevo reglamento de tránsito.

Sin duda alguna es un problema que, en mayor o menor medida, atañe a todos los ciudadan@s, ya sea por el abuso que hacemos del uso del automóvil, la falta de efectividad de los verificentros y respeto a la cultura vial. Así como también por la carencia de visión de la secretaria de Medio Ambiente de la capital, Tanya Müller, para implementar otras políticas públicas que resuelvan el problema que se generaba con los múltiples amparos que concedió la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por considerar inconstitucional la norma que prohibía o discriminaba a los propietarios de vehículos más antiguos y por la tardía actuación de las autoridades de la megalópolis del Valle de México.

La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) divulgó que cada año mueren 12.6 millones de personas a causa de la insalubridad del medio ambiente. En consecuencia, los ciudadan@s no podemos permitir que la gran Tenochtitlan se quede sin aire puro, por la tardía actuación de los gobernantes, razón por la cual tenemos que refrendar las palabras del sacerdote Cuauhtlequetzqui en la crónica Mexicayotl: “¡Aquí estará perdurable nuestra ciudad de Tenochtitlan! ¡El sitio donde el águila grazna en donde abre las alas; el sitio donde ella come y en donde vuelan los peces, donde las serpientes van haciendo ruedos y silban! ¡Ese será México-Tenochtitlan, y muchas cosas han de suceder!”

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