La ciudad que se nos fue
La ciudad que se nos fue

El Zócalo de la Ciudad de México a las 6:00 p.m. el 6 de septiembre de 1991.

Como habitante de esta Ciudad de México, que no consiguió tener un nombre digno o propio como Ciudad de Anáhuac, Aztlán o Tenochtitlán, me siento muy triste de ver el mal estado en que está la urbe en la que nací en 1945 y que he visto cambiar y transformarse durante 70 años.

Puedo asegurar que nunca había yo visto tanto desatino del gobierno de esta ciudad sin nombre. La inteligencia del regente Mancera le dijo que lo mejor era quitarle tres carriles a las avenidas Patriotismo y Revolución y cuatro carriles a 20 de noviembre, ejes viales fundamentales para que fluya el tráfico, para construir unas ciclovías para tragar mucho “smog” y unas isletas absurdas en las que todo mundo choca. Absolutamente toda la ciudad está llena de baches y lo más terrorífico, para mí, es la construcción del DOBLE PASO A DESNIVEL en Río Mixcoac para cruzar Insurgentes, cuya excavación pasará junto al entubado Río Churubusco. Su costosísima construcción, amén del complicado trabajo de ingeniería, ha intensificado el congestionamiento del tráfico de coches al extremo. Mancera parece no saber administrar, el dinero se lo gasta en construcciones inútiles. El DOBLE PASO A DESNIVEL LO LLEVARÁ A USTED AL MISMO TRÁFICO, no solucionará nada… ¡¡¡ah!! pero ¿Cuánto nos costarán a los habitantes de la CDMX ( leída en números romanos como la ciudad cuatrocientos mil diez), las puntadas de Mancera? Ya veremos…

Publico en esta ocasión una imagen de 1991 de la ciudad que se nos fue….

La ciudad que se nos fue
La ciudad que se nos fue

Salvador Elizondo escribe Cuaderno de Diario número 66, páginas 83 y 84

Viernes 6.IX.91.— Ayer me pasé todo el día trabajando. Pablito tenía invitados. Ya terminé uno o los dos artículos sobre el libro de Prescott. Ahora tengo que organizar mis conferencias y escribir mi colaboración para el 15 aniversario de Vuelta (…) Paulina estará hoy fuera todo el día. Salió a hacer las fotografías de ciudad que le encargaron. Hoy fui al mercado a comprar cigarrillos americanos, tuve que conformarme con “Lucky Srtike” porque “Camel” nunca hay. Vivo rodeado de gentes que entienden las cosas al revés. La lavandera plancha las cosas con la etiqueta para afuera. La bandera de la casa también la pusieron al revés. Ya cumplí una semana de salir de la cama a las seis de la mañana. No me siento mal por ello.

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