En esta inusitada fotografía tomada el 31 de enero de 1980 en Texcoco, durante una comida en honor a Octavio Paz, aparecen posando para mi cámara estos dos célebres personajes completamente disímbolos. Estábamos invitados muchos intelectuales, pues nos iban a preparar unos patos horneados en lodo muy especiales. Lo malo fue que el cocinero se equivocó de día y los cocinó un día antes, por lo que sí nos sirvieron los patos, pero duros y secos a causa del recalentado. Todo fue surrealista.

Salvador Elizondo escribe Cuaderno de Diario número 47, páginas 45 y 46

Viernes 1 de febrero de 1980.— El mes de enero pasó a velocidad vertiginosa y terminó con la comida que le dio La Casa Domecq a Octavio Paz en un rancho caballar que tienen en Texcoco. Éramos invitados los amigos de Octavio, que se está convirtiendo en una personalidad tal vez demasiado presente en la televisión. Después de la comida nos mostraron los caballos. Preciosos ejemplares de pura sangre. Octavio montó al gran semental pero se subió por el lado derecho. Asistió Silverio Pérez y Octavio lo llamó Antonio Pérez. Luego fuimos al turista a beber pulque. Luego fuimos a casa de Lizalde a oír a Pavarotti. Trataré de empezar a escribir hoy lo del STRUWWELPETER; mi entrada a la Academia se pospuso hasta abril, pues Rulfo quiere entrar antes que yo. Me parece bien (…).

Acabamos de ver en la televisión lo que pasó ayer en Guatemala. Algo atroz. Los rebeldes tomaron la Embajada de España, la incendiaron y murieron 40 personas que estaban adentro. Se podían oír los gritos de las víctimas. Cada día aumenta la infamia. Por lo que se ve en el video, la bomba la echaron de adentro. Pasó lo mismo que en Teherán pero aquí se adelantaron. Es terrible lo que está pasando en América Latina últimamente.

* En la foto de arriba: Octavio Paz y Silverio Pérez, 31 de enero de 1980 en La Casa Domecq

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