La Suprema Corte, la CNDH, Conapred y diversas asociaciones civiles llevamos a cabo acciones permanentes para identificar los prejuicios que impiden el pleno ejercicio de los derechos humanos.

En sentido contrario a nuestro trabajo, el Frente Nacional por la Familia combate la diversidad y más allá de sólo un discurso, está buscando en los hechos cómo “convertir” al diferente, asegurando que es posible.

Así se desprende de un video grabado recientemente en Baja California Sur en el que un llamado psicólogo cristiano afirmó que no puede curar la homosexualidad porque no es una enfermedad, pero sí puede inducir el desarrollo heterosexual, compartiendo casos en donde, según él, el proceso fue largo —dos años y medio— y otros relativamente cortos —4 meses—. No detalló los métodos que emplea pero sí que necesita del apoyo familiar y de la voluntad del “paciente”.

La idea del Frente es cambiar al homosexual y no a su entorno, a diferencia de las instituciones públicas que buscamos más bien incidir en las pautas de comportamiento de quienes discriminan, estigmatizan y excluyen.

El punto de partida de quien hace las aclaraciones en el video —que puede consultarse en YouTube—, es que la atracción sexual, al ser un sentimiento, puede ser reencauzada. Nosotros partimos, en contraste, de que el sentimiento de odio e intolerancia que se expresa como homofobia es el que sí puede ser modificado. Hace poco hubo una marcha en defensa de la ciencia y temas como éste no formaron parte de las consignas; sin embargo, es importante que en situaciones como la que hoy nos ocupa, también prevalezca el conocimiento científico.

El que se presenta como psicólogo asegura en el video que el desarrollo del feminismo generó mayor homosexualidad. ¿Cómo lo prueba? Encuentra a dos responsables de demeritar al género masculino: Hannah y Barbera, los creadores de Los Picapiedra, porque Pedro y Pablo son exhibidos como tontos frente a las listísimas Vilma y Bety. ¿Puede alguien tomar esto en serio?

Lo grave es que sí y que algunas personas podrían someterse al proceso. La peor parte la llevarían niños y adolescentes que siempre se encuentran en posición de vulnerabilidad.

El Comité de Derechos del Niño y el Comité DESC (recomendaciones generales 20 y 22 respectivamente) han condenado estas prácticas y han exigido que los estados lleven ante la justicia a los responsables de estas actividades y se repare el daño a las víctimas.

En el informe Violencia contra las personas LGBTI, la CIDH advirtió que las terapias para modificar orientación o identidad son dañinas, contrarias a la ética, carecen de fundamento científico, son ineficaces y podrían constituir una forma de tortura. Suelen incluir tratos inhumanos o degradantes e incluso actos de violencia sexual como parte del procedimiento. La Comisión también ha señalado que algunas víctimas no se atreven a denunciar porque involucrarían a sus propios familiares.

A nivel latinoamericano, las terapias de conversión están prohibidas en Argentina, Brasil y Ecuador. En Canadá hay leyes en Manitoba y Ontario. En Estados Unidos, 8 estados han prohibido este tipo de tratamientos y están pendientes de aprobarse leyes en 20 estados más. Los profesionales a quienes regulan las leyes son: psiquiatras, psicólogos, homeópatas, trabajadores sociales, enfermeros, consejeros y terapeutas familiares.

¿Qué acciones se van a tomar en México? En Jalisco ya hay denuncias formuladas, pero la ausencia de regulación está generando impunidad. Más allá de la supuesta ideología dominante, como el Frente le llama, estamos ante una cuestión de dignidad y de libre desarrollo de la personalidad, como la SCJN ha señalado.

No podemos tardarnos en la respuesta normativa porque se trata de un tema de vida o muerte.

Directora de Derechos Humanos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

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