Más Información
Desde luego que los panistas tienen que vender la idea de que el inesperado éxito de su partido el 5 de junio prefigura un escenario de triunfo en 2018. No tan de prisa. Numerosos analistas se van con las fintas y caen en la tentación de proyectar resultados locales o intermedios sobre los presidenciales (lo mismo harán con el Estado de México el año que viene). El año pasado, muchos daban ya por hecho que los “independientes” ganarían gubernaturas en la elección de ahora, y, desde luego, que podía alguno conquistar la Presidencia en 2018. Fuego fatuo. No se vislumbra hoy la figura que logre esa hazaña. En la elección federal del año pasado, el PRI y sus aliados lograron mantener la mayoría absoluta de diputados. Al PAN le fue bastante mal. La lógica de los comicios locales tiene poco que ver con la de los federales. En los dos próximos años el panorama podría cambiar nuevamente.
El triunfo panista fue sorpresivo (lamentablemente, las encuestas siguen siendo palos de ciego), y si bien lo revive y posiciona hacia el 2018, nada está escrito. Son muchas las variables que intervienen en una elección presidencial. Una determinante es la relativa unidad o confrontación con la que se presenta cada partido. La unidad en torno a un candidato no garantiza el triunfo, pero la división y la inconformidad internas sí garantizan (o casi) la derrota. El PRI perdió en 2000 y 2006 por sus divisiones internas. El PAN llegó dividido en 2012 y se fue al tercer sitio (en tanto que el PRI se presentó, finalmente, unido). La actual victoria del PAN fortalece las aspiraciones de su presidente en primer lugar, pero también las de Rafael Moreno Valle al haber ganado Puebla y Veracruz (Miguel Ángel Yunes y Moreno Valle fueron herencia de la alianza política entre Elba Esther Gordillo con Fox y Calderón). Lo cual, le complica las cosas a Margarita Zavala, que hasta ahora iba sola y sobre ruedas. Del actual triunfo panista se derivará una fuerte pugna interna por la candidatura, elevándose las probabilidades de que quien pierda en ella, haga olas. Zavala exige ya “piso parejo”, lo que implica la renuncia de Anaya como presidente del partido. ¿Cuánto tardará en hacerlo? Y si siente que le juegan sucio, Zavala podría cumplir su amenaza de irse por la libre. Así, la victoria blanquiazul de hoy podría implicar su derrota de mañana, si no logra resolver su contienda interna sin fisuras. Quienes de verdad creen que Margarita es la candidata inevitable, no han visto al elefante que entró en la sala.
Por su parte, Morena se consolida como fuerte competidor para 2018 (aunque tampoco tiene garantizado su triunfo). Su objetivo era ubicarse en tercer sitio a nivel nacional desplazando al PRD, y lo logró. Y ahí no habrá fractura. Morena es el único partido con su unidad esencial garantizada (pues hay candidato único). Y AMLO podría ir en alianza (con PRD, MC y quizá, PT). El PRD tendrá que optar por unirse a AMLO o correr por su cuenta, con alta probabilidad de fracturarse aún más y volverse marginal. El PAN, en cambio, probablemente irá solo (la alianza PAN-PRD se ve complicada). Por otro lado, el voto duro priísta no garantiza el triunfo (lo sabíamos desde el 2000, e incluso antes). Pero lo hace competitivo. Pese a su gran descalabro, sigue manteniendo un piso electoral de entre 35 y 40% (en conjunción con sus aliados) que lo hará competitivo en caso de no dividirse internamente al designar a su candidato (o perder sus alianzas). Pero su derrota actual atizará los conflictos y pugnas internas. Su unidad está nuevamente en riesgo.
Nada pues está garantizado para 2018. Los resultados actuales no prefiguran nada seguro para ese año. La unidad o división con que lleguen los partidos será una variable definitoria, no despejada ni en el PAN ni en el PRI. Si el PAN llega confrontado internamente al 2018 frente a un PRI unido, se irá al tercer sitio. Lo contrario es también verdad; un PRI dividido llegaría prácticamente derrotado. Si el PAN y PRI llegan ambos internamente enfrentados, quizá estarían entregando la Presidencia a López Obrador en charola de plata.
Profesor del CIDE
