La delegación mexicana en los juegos olímpicos de Río de Janeiro logró en los últimos tres días lo que ya parecía imposible: la obtención de cinco medallas. La cosecha, nada mala —que se ubica en el promedio con que ha actuado el país en los juegos que se han celebrado este siglo—, no debe servir para olvidar lo que se vivió en los primeros 13 días de la competencia.

La sequía de medallas y la decepcionante actuación de algunos deportistas en la fase inicial de las Olimpiadas desató una polémica por la gestión de Alfredo Castillo como titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte y el enfrentamiento verbal con dirigentes de federaciones; además puso —como se hace de manera recurrente— la situación del deporte nacional en el centro del debate.

Desde su llegada a la titularidad de la Conade, Castillo estableció que combatiría la corrupción en algunas de las principales federaciones deportivas, cuyos dirigentes usan los recursos “para beneficio personal”. La relación con esas agrupaciones se enrareció y la tensión llegó al grado de que estuvo en riesgo la participación de México en la justa veraniega.

En su gestión la asignación de recursos a algunas federaciones se ha desplomado. Del 16 de abril de 2015, cuando asumió como director de Conade, al 26 de junio pasado, el presupuesto para las 29 federaciones pasó de 171 millones a 51 millones de pesos. Y deportes como arco, tenis, ciclismo, levantamiento de pesas y golf no habían recibido un solo centavo.

Las expresiones de Castillo respecto a la situación en federaciones no están lejos de la realidad. En esas agrupaciones campea la opacidad en medio de frecuentes reclamos de atletas por la falta de apoyos. El dinero nunca será suficiente para los planes que se tengan, pero la transparencia garantiza que se está utilizando de la mejor manera. La rendición de cuentas es una condición necesaria de todos aquellos que manejan recursos públicos etiquetados para el deporte.

A Río asistió la mayor delegación de los últimos 40 años, que participó en el mayor número de disciplinas, pero con el recorte al gasto que ha tenido el deporte y con el hostigamiento que se dio a ciertas federaciones, las medallas obtenidas no son más que resultado de esfuerzos personales de los deportistas —cuatro de ellos tienen formación militar.

Tanto la población que se interesa por practicar alguna actividad física, como el resto de deportistas, deben estar acompañados de entrenadores, de espacios adecuados y competencias para sobresalir. De ahora en adelante, ¿habrá una mínima disposición para conseguirlo?

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