Este año el salario mínimo aumentó menos de tres pesos y llegó a 73.04 diarios. En el país no son pocos los que tienen como ingreso esa cantidad; de acuerdo con datos del Inegi poco más de 8 millones de personas percibían hasta un salario mínimo a finales de junio, la mayor cifra desde 2005. A ellos hay que sumarles casi 14 millones de trabajadores que reciben entre uno y dos salarios mínimos de sueldo. En total, más de 20 millones de mexicanos —y sus familias— sobreviven con salarios bajos.

Por el contrario, datos que publica hoy EL UNIVERSAL revelan que en las empresas paraestatales, la situación es la de un país desarrollado con salarios de primera. Otro ejemplo de la desigualdad que prevalece en el país. Y no se trata de trabajadores en activo, sino de jubilados de Petróleos Mexicanos o de la Comisión Federal de Electricidad.

En promedio cada ex trabajador electricista pensionado recibe mil 200 pesos diarios de pensión, pero hay casos como el de José Luis Lupercio Pérez, ex dirigente del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) en el Bajío, que recibe 474 mil pesos mensuales, pensión mayor a la que reciben los ex presidentes Felipe Calderón o Vicente Fox.

La información que obtuvo este diario vía transparencia arroja también la presencia de otros siete jubilados que presuntamente son familiares del ex dirigente sindical: María Rosalba Lupercio Pérez, Griselda Lupercio Pérez, Patricia Lupercio Pérez, María Elena Lupercio Pérez, Raúl Lupercio Pérez y Heriberto Lupercio Pérez. Y otros 57 electricistas jubilados que reciben entre 248 mil 324 pesos y 313 mil 132 pesos mensuales. En Pemex la situación no es muy distinta, pues hay casos de trabajadores jubilados cuyos ingresos son de 163 mil pesos mensuales.

Este gobierno emprendió en su inicio acciones contra la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, pero la vida sindical es muy parecida en todos los sectores: líderes que se eternizan en sus cargos, cuotas de trabajadores que se manejan sin ninguna transparencia, además de que cuando se aspira a un empleo en CFE o Pemex la capacidad no es primordial, pues esos gremios se han vuelto cotos inaccesibles para la mayoría, excepto para familiares o amigos.

Por ley, la información de los sindicatos ya es pública, seguramente se conocerán pronto más datos, los cuales deben contribuir a que comience una transformación de las agrupaciones obreras. Abusos, corrupción, privilegios y favoritismos deben empezar a desterrarse.

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