En la actual sociedad hiperconectada lo que entendemos como privacidad es algo distinto a lo que se entendía hace apenas unas décadas. En las redes sociales la mayoría de la población —principalmente las nuevas generaciones— se encuentra en contacto con cientos o miles de personas con sólo dar un clic. La tecnología nos puede informar a qué restaurante entró, en qué aeropuerto se encuentra o qué canción está escuchando cierta persona; desde luego que la divulgación de esos datos puede ser inofensiva si lo consultan amigos y familiares en redes sociales, pero puede tomar otro matiz en manos diferentes.

Algo similar ocurre con la información que recaba el Instituto Nacional Electoral de los mexicanos mayores de 18 años de edad. El objetivo de concentrar esos datos es únicamente dar certeza a los procesos electorales que se celebran en el país, pero si esa información es usada con otros fines pueden presentarse riesgos para los integrantes del padrón electoral.

Ayer el instituto acreditó una segunda filtración del Listado Nominal de Electores en menos de un mes: esta vez se descubrió que en el sitio digitalocean.com se encontraba información (direcciones y claves de electores) de casi dos millones de ciudadanos de Sinaloa. Semanas antes el INE dio a conocer que el listado de electores (integrado por más de 93 millones de mexicanos) se encontraba en el sitio Amazon.com.

¿A quién culpar de lo anterior? El Registro Federal de Electores ha explicado que los sistemas del INE en ningún momento han sido vulnerados, que se trata de las copias entregadas a partidos. Cada uno de esos documentos contiene una “huella digital” con la cual se puede identificar al instituto político responsable de la filtración. En abril Movimiento Ciudadano (de donde provino la copia publicada en internet) explicó que utilizó los servicios de Amazon para proteger los datos, pero fue víctima de hackeo.

El tráfico de datos personales no es nuevo. Hace años, cuando no existían las redes sociales, se encontraron copias del padrón en el barrio capitalino de Tepito. El problema persiste, con la diferencia de que ahora se puede rastrear fácilmente cada copia generada.

Además del INE, los únicos que tienen acceso a los datos son los partidos políticos. Es preocupante y genera desconfianza que sean ellos los principales señalados por descuidar la información de millones de personas. No sabemos si es por omisión o hay una intención, eso corresponde investigarlo a la Fepade, instancia ante la cual se han presentado denuncias. Lo que sabemos es que sus medidas de protección son insuficientes y que deben mejorarlas ¿o tendremos que enterarnos próximamente de una nueva filtración? Están a tiempo de actuar para que no se presente un caso similar.

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