Las empresas que conforman el sistema de parquímetros Ecoparq del Distrito Federal han recaudado 791.8 millones de pesos de 2012 a la fecha. El dato no se cuestiona, pues dichas compañías realizaron una inversión millonaria inicial y gastan también en la operación del esquema. Pero a tres años de la implementación de este modelo de colaboración público-privado es tiempo de hacer nuevas preguntas sobre cómo se administra un servicio que, al final, es de interés público.

Cuando se estableció el modelo Ecoparq se dijo que 30% de las ganancias irían a proyectos de mejoramiento urbano definidos por los propios vecinos. Así ha sido en la mitad de los 236.8 millones que corresponden a ese rubro; sin embargo, vecinos se quejan del costo o de la calidad de esas obras y de que lentitudes burocráticas han impedido el despegue del otro 49% del presupuesto restante.

EL UNIVERSAL realizó un balance de la generación y aplicación de dinero del programa, que a la fecha cuenta con 13 polígonos en cuatro delegaciones. Sólo en Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc se han realizado proyectos de infraestructura.

La decisión de cómo usar este dinero se toma en reuniones del Comité de Transparencia de cada polígono, al cual acuden servidores públicos y coordinadores de los comités ciudadanos de las colonias, y en esas mesas se plantean propuestas que son analizadas por las autoridades. Hasta ahí todo en orden.

Hace falta, sin embargo, conocer más sobre cómo se están seleccionando a las empresas constructoras. ¿Son públicas y se difunden las convocatorias para las licitaciones? Las autoridades capitalinas tienen toda esa información. Bien harían en presentarla para tranquilidad de los vecinos y de la ciudadanía en general.

Además, queda en el aire preguntar: con las millonarias ganancias que las empresas de parquímetros han tenido ¿qué mejoras han dado al servicio? Desde la instalación de los aparatos hasta la fecha sigue sin ser posible pagar más que con monedas de cierta denominación, mientras que similares aparatos en otras parte del mundo admiten incluso tarjetas de crédito.

Esto conlleva otro problema: si el pago es siempre en efectivo, ¿cómo estamos seguros de que el reporte de ingresos de las empresas de parquímetros es preciso? Mientras el sistema no sea bancarizado, se pueden argumentar muchas cosas por parte de la compañía para justificar menos ingresos de los que en realidad entraron.

En el marco de la irritación social que el nuevo reglamento de tránsito generó, lo mejor sería transparentar aun más los cada vez mayores ingresos que empresas y autoridades tienen a costa del automovilista.

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