El uso de la marihuana ha sido objeto de acalorado debate en México en los últimos meses, sobre todo a raíz de una resolución de la Suprema Corte de Justicia que otorgó amparos a cuatro personas cuyo fin es utilizar la hierba con fines lúdicos. El empleo medicinal de la planta, sin embargo, genera un mayor consenso y no hay fuerza política representada en el Congreso que abiertamente se oponga a esa posibilidad. ¿Por qué entonces la demora de legisladores y gobiernos?

Tres familias de Yucatán, cuyos hijos tienen epilepsia refractaria, se dicen desesperados porque no se les ha aprobado el uso de cannabidiol, medicamento extracto de marihuana, para mejorar la vida para sus niños. La Secretaría de Salud no les responde sobre el permiso que solicitan para importar la sustancia. Ante ello, coinciden, están dispuestos asumir el riesgo de adquirir el producto de manera ilegal.

No hay lógica detrás de la demora. Si están ignorando a las familias por miedo a algún rechazo social, entonces están mal informados. El 76% de los mexicanos avala que la hierba sea permitida con fines medicinales, de acuerdo con una encuesta del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados realizada entre el 6 y el 8 de noviembre, Quizá sea un prurito legal.

En la Cámara de Diputados y en el Senado existen iniciativas que, de aprobarse, permitirían el uso medicinal de la marihuana. El problema es que el periodo ordinario de sesiones comienza hasta febrero. Aun suponiendo que las propuestas se discutan de inmediato y los partidos se pongan de acuerdo, pasarán semanas o meses antes de que la nueva legislación sea implementada. Nadie que vea convulsionar a un niño por falta de medicamento puede afirmar que es un tiempo razonable.

Hay una tendencia internacional que en México continuará si el sentido común se impone. En Estados Unidos incluso el uso recreativo es legal en la capital, Washington DC, y en cuatro estados (Colorado, Alaska, Arizona y Washington) y para 2016 se prevé que se sumen varios más luego de que nueve entidades —la fronteriza California entre ellas— sometan a votación la legalización de la marihuana. Cuando eso ocurra habrá una evidente contradicción entre la permisividad en un lado de la frontera y la prohibición en otro.

Hay un aspecto de desigualdad detrás de la tardanza de los políticos. Al final, las familias con recursos podrán simplemente tomar un avión y tratar a sus hijos en hospitales estadounidenses, donde la prohibición de la hierba no existe. Los padres de clase media o baja, en cambio, permanecerán impedidos para dar a sus hijos el tratamiento que necesitan. Mientras, felices vacaciones han de estar disfrutando los tomadores de decisiones.

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