Poner orden a la frontera sur llevará tres sexenios de dar continuidad a las acciones que realiza el actual gobierno; alrededor de 15 años más a partir de este sexenio, dice Humberto Mayans Canabal ex coordinador para la Atención Integral de los Migrantes en la Frontera Sur.

El ex funcionario ocupaba hasta hace días dicho cargo, pues su área se fusionó con la Unidad de Política Migratoria y con el Instituto Nacional de Migración como parte del proceso de ahorro y eficientización que ha llevado a cabo el gobierno federal a partir de este año. Ahí se presenta una coyuntura propicia para los cambios.

Llama la atención que se hable de continuar las políticas del actual gobierno federal porque el rescate de la frontera sur no es un tema que se haya publicitado como otras prioridades de la presente administración. Ante esa incredulidad, Mayans replica: “Hay todo un proyecto de rescate del sur-sureste y de fortalecimiento de la frontera sur”, lo cual, dice, incluye 187 proyectos, entre ellos la modernización del ferrocarril del sureste y el plan Transístmico.

Cada año entran entre 250 y 300 mil indocumentados a México, pero en lugar de asumir ese hecho sólo como una amenaza, hay que recordar, como bien dice el funcionario entrevistado, que “el PIB Centroamericano no es nada despreciable, son 198 mil millones de dólares”. ¿Quiénes lo están aprovechando?, pregunta Mayans. Responde: “Lo están aprovechando Colombia y Brasil, porque México les dio la espalda”.

Lo hecho por el gobierno federal es lo adecuado si se consideran tanto las oportunidades como los riesgos de la frontera sur.

Ahora bien, si aún faltan otros tres sexenios para sacar a la frontera sur de su rezago, ¿cómo garantizar que las políticas actuales permanezcan o mejoren de aquí al año 2030?

Invertir en obra pública y en seguridad, aunque lo correcto, será insuficiente sin la inclusión de iniciativa privada, organizaciones de la sociedad civil y otras fuerzas políticas en el esquema. El esfuerzo quizá se está haciendo, como dice el coordinador, sin embargo, los resultados siguen pendientes de entrega si se toma en cuenta que la tarea realizada no se aprecia entre el grueso de la ciudadanía.

Un “fantasma” le llamaban algunos entre la sociedad civil organizada al coordinador Mayans. Él asegura que era un asunto de mera percepción, debido a su perfil discreto, mas no de operación. Ahora que su área se fusionará con otras, se abre una oportunidad para cumplir con los dos objetivos: satisfacer el trabajo y, a la vez, incluir a más actores en un proyecto transexenal y difundirlo de tal manera que sea muy costoso para los próximos gobernantes abandonar lo ya conseguido.

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