Más de un año estuvo en prisión Joaquín El Chapo Guzmán, tiempo suficiente para que las autoridades conozcan ya detalles de los prestanombres del capo, sus cuentas bancarias, los empresarios con quienes se alió para blanquear dinero. La información aun no se sabe y quizá sea ahora menos conveniente difundirla debido a la importancia que tiene en la recaptura del criminal.

Sin embargo, sí deberían conocerse los resultados de esa labor de inteligencia, lo cual tendría que incluir desde el aseguramiento de bienes inmuebles hasta el arresto de empresarios financiados con dinero proveniente del crimen organizado. ¿De qué otra manera medir el éxito en el combate a una organización de delincuentes? Porque no es con el arresto de pistoleros como se logra deshacer el negocio clandestino que los paga, sino atacando la red por la cual viaja el dinero que financia la operación en su conjunto.

El propio escape de Guzmán Loera es una muestra de la flexibilidad financiera de la organización criminal a la que pertenece. Pagaron material de construcción, arquitectos, ingenieros, albañiles y a integrantes del sistema penitenciario. Todo, sin dejar huella evidente. O más bien, sin que tanto movimiento de dinero fuera detectado a tiempo.

Evitar la fuga del delincuente no sólo implicaba que alguien viera el túnel o que un guardia estuviera más al pendiente de las cámaras de seguridad. Hubiera podido prevenirse también si alguien hubiera detectado anomalías en los ingresos o egresos de más de un involucrado que, con toda seguridad, incrementó su estilo de vida gracias al proceso de huida.

Ahora, ante la fuga de Guzmán, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos dice que dirigirá sus esfuerzos de vigilancia contra cualquier operación financiera que esté vinculada con el narcotraficante. El FBI declara a su vez: “Es tiempo de que nuestros países colaboren y las organizaciones que tienen la información deben participar en la línea de primer combate para atacar estas redes tan sofisticadas”.
Las palabras dan a entender que el combate a las finanzas de los cárteles es un tema para el cual los países del continente no tienen todavía una estrategia sistemática. Sorprendente, considerando la importancia del rubro.

Capturar de nuevo a El Chapo Guzmán es importante por lo que ello simboliza. Sin embargo, el sujeto es sólo un eslabón más de una cadena que le antecedía y que se mantendrá cuando vuelva a ser aprehendido o luego de que muera.

Más importante sería aprovechar la cacería contra el capo para crear, ahora sí, un sistema eficaz de detección de dinero sucio en la red financiera. Eso sí pondría en jaque a los cárteles.

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