Han pasado varios días desde el Campeonato de Conferencia logrado por los 49ers y la emoción sigue a flor de piel, porque fue una remontada épica, de las mejores —si no es que la mejor— que me ha tocado vivir.
Tuve la oportunidad de estar en el Levi’s Stadium para cubrir lo que sería un momento histórico para la franquicia. Incluso, cuando el marcador estaba 24-7 en favor de los Lions, tenía confianza en que Brock Purdy y compañía lograrían la hazaña y darían la vuelta al marcador.
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Desde muy temprano, pude sentir una vibra increíble por parte de los aficionados, jugadores, staff y leyendas que acompañaron al equipo. Esa emoción sólo se podía pagar con un buen resultado, y así lo hicieron, levantando el título de la Conferencia Nacional.
En el emparrillado, pude obtener palabras del gran Jerry Rice, Bryant Young y Richard Sherman, a quienes vi muy emocionados y confiados en el talento del equipo.
También, sabían que el apoyo no sólo vendría desde las gradas de nuestra casa, sino desde México, país que tiene una gran afición y miles de Fieles estarían en sus hogares, restaurantes o cualquier lugar apoyando al equipo.
“México, te amamos. Gracias por ser Fieles. ¡Vamos 49ers!”, me dijo Rice, una leyenda no sólo en San Francisco, sino en la NFL y del deporte en general, al ser considerado el mejor receptor de todos los tiempos. Me queda claro que tiene un gran amor por México, pues cuando he tenido la oportunidad de platicar con él de forma personal o en entrevista, ha dejado entrever sus ganas por venir a tierra tricolor.
Young, pilar y centro de la defensiva de los de La Bahía en las décadas de los 90 y 2000, cuatro veces All-Pro y miembro del equipo de la década de los 90, gritó con entusiasmo un “¡Vamos Niners!”, mientras mostraba el anillo de aquel Super Bowl XXIX.
Sherman, un gran esquinero de la NFL, entonó el mismo himno que el extackle defensivo, pero añadió que “tenemos que llevarnos el triunfo, va a ser un gran juego”.
El ánimo estaba presente desde muy temprano, inquebrantable, aunque 17 puntos nos alejaban del objetivo. El apoyo nunca cesó, los Fieles más fieles jamás dejaron de alentar, pues sabían que los jugadores no los iban a defraudar. Se llevaban la victoria, o morirían luchando, como verdaderos héroes.
Guarden en su memoria ese día, nunca olviden la garra que vimos en el emparrillado, pues será algo que quedará grabado por siempre y nos llena de esperanza rumbo al Super Bowl LVIII.