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En noviembre, en un rincón luminoso de Masaryk (Polanco, CDMX), entre rollos de lino y agujas en equilibrio, Graham Simpkins, Head of Tailoring de , explica cómo una camisa bien hecha puede transformar la postura, el ánimo y hasta la conversación.

No era una conferencia, sino una especie de ritual íntimo: el maestro de Savile Row compartía secretos de costura con precisión casi musical. Cada puntada tenía su compás, cada botón su acorde. Afuera, el ruido de la ciudad se mezclaba con una playlist imaginaria de guitarras británicas —entre los acordes nostálgicos de The Smiths y la energía contenida de Arctic Monkeys— que parecía marcar el ritmo de cada costura.

Simpkins no vino a dar cátedra, sino a recordar que la sastrería británica no está peleada con la naturalidad. La demostración fue casi una coreografía: cómo medir el cuello exacto, cómo hacer que una manga caiga con la curvatura precisa, cómo una costura puede alterar por completo la silueta.

La escena, a medio camino entre un taller y un ensayo acústico, marcó la llegada del británico a la CDMX. Hackett no vino a imponer estilo, sino a recordarnos que el vestir —como la música— tiene ritmo, cadencia y alma. Más que un evento, fue una clase de autenticidad.

Entre rollos de tela y maniquíes vestidos con blazers estructurados y overshirts de franela, se habló del legado de Savile Row, del hombre contemporáneo que busca elegancia sin rigidez. En ese contexto, la visita funcionó como preludio del nuevo invierno de Hackett London: una temporada que, fiel a su ADN, combina herencia, precisión y un humor británico perfectamente medido.

Savile Row reeditado: la sastrería como una banda que nunca pasa de moda

Desde su fundación en 1983, Hackett London ha ocupado un lugar curioso en la moda masculina: entre la herencia impecable de Savile Row y el caos controlado de King’s Road. Jeremy Hackett, su fundador, empezó revendiendo prendas de segunda mano, pero supo traducir ese amor por lo vintage en una marca que se convirtió en sinónimo de elegancia británica.

Cuatro décadas después, ese espíritu sigue intacto: el respeto por el oficio, la obsesión por los detalles, el romanticismo de la ropa bien hecha.

El hombre Hackett no viste por protocolo, sino por placer. Sus trajes tienen estructura, sí, pero también libertad; sus camisas están pensadas para moverse con el cuerpo, no para contenerlo. En esa filosofía radica la modernidad de la marca: tomar la sastrería de Savile Row —que alguna vez fue el corazón de la aristocracia inglesa— y traerla a la vida real, a las calles de la ciudad, al ritmo del día a día.

Foto: Cortesía
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Hoy, Hackett London se siente más contemporáneo que nunca. Sus colecciones apuestan por tejidos técnicos, algodón con stretch, lana ultraligera y cortes que se adaptan a las nuevas dinámicas del vestir: menos rigidez, más personalidad. No se trata de renunciar a la tradición, sino de reinterpretarla.

Es como escuchar a The Beatles remasterizados: sigue siendo el mismo sonido, pero con una claridad que te permite descubrir nuevas capas. La marca no busca clientes perfectos, sino hombres con historia, con gusto por el detalle, con una forma de andar que podría tener banda sonora.

Y si algo ha entendido Hackett es que la moda británica no se trata solo de vestirse bien, sino de tener algo que decir. Una chaqueta puede ser tan poderosa como una canción: ambas comunican identidad. Por eso, sus colecciones siempre llevan algo de rock, algo de nostalgia y una dosis exacta de ironía. Porque un verdadero caballero inglés también sabe reírse de sí mismo.

Carlos Sainz & Son: el linaje del motor convertido en narrativa de moda

Con el mismo equilibrio entre tradición y modernidad, Hackett London presenta su nueva campaña otoño/invierno 2025, titulada “Un invierno en familia”, protagonizada nuevamente por Carlos Sainz, padre e hijo. No hay mejores embajadores para una marca que celebra la transmisión del oficio: ellos representan la herencia que no se copia, sino que se vive.

Fotografiados por Arnaldo Anaya-Lucca en la campiña de Oxfordshire, los Sainz se mueven entre autos clásicos, niebla y jardines con historia. Es una película sin diálogo, donde la ropa habla por ellos.

Las imágenes —jugando futbolito, conduciendo entre caminos rurales, intercambiando miradas cómplices— son el retrato perfecto del espíritu Hackett: disciplina y naturalidad, precisión y humor. Los Sainz no compiten; se entienden. Esa relación entre generaciones es el verdadero hilo conductor de la colección AW25: una oda a la continuidad, a la artesanía que se pasa de mano en mano.

Foto: Cortesía
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En términos de diseño, la colección es un manifiesto de texturas y contrastes. Los tonos Tofu, Cobblestone y Bright Gold evocan la luz dorada del otoño británico, mientras que los azules Celestial Blue y Night Sky sugieren el frío de la temporada. Hacia diciembre, los matices se vuelven más festivos, inspirados en los Doce Días de Navidad: borgoñas profundos, verdes musgo, toques de brillo que no caen en la obviedad.

La sastrería se suaviza, los forros se desmontan, los tejidos híbridos mezclan tecnología y tradición. Hay tweeds Donegal, algodones cepillados, jerseys inteligentes, overshirts que funcionan como chaquetas y gilets tejidos que reinterpretan el layering clásico. Todo bajo una misma idea: la ropa no está para adornar, sino para acompañar. En el universo Hackett, la moda se comporta como un buen riff: se repite, se transforma y al final, te deja tarareando.

Los esenciales del invierno: un top 5 que suena a playlist británica

Porque el cambio de estación también tiene su banda sonora —y su vestidor perfecto—, este es el top 5 de prendas-joya que resumen la esencia de la temporada. No se trata de una lista de compras, sino de una guía de estilo para acompañar cada mood del invierno, del día casual al brindis nocturno.

  • Peacoat Night Sky

Un clásico naval reinterpretado con corte limpio y hombros relajados. Su estructura transmite confianza sin rigidez. Es el equivalente sartorial a escuchar The Cure en una noche fría: melancólico, elegante y eterno.

  • Suéter Fair Isle de lana merino

Tradición de las islas tejida con espíritu indie. Los patrones geométricos se sienten tan familiares como un coro de Pulp: alegres, nostálgicos, reconocibles al instante. Perfecto para tardes de vinilo o cafés que se alargan sin prisa.

  • Overshirt de franela Celestial Blue

Ni camisa ni chaqueta, sino un punto medio versátil que habla de la nueva masculinidad Hackett: práctica, elegante, sin complicaciones. Ideal para improvisar planes, como una buena canción que te atrapa en el segundo verso.

  • Bufanda de cashmere Cobblestone

Hecha en tejido italiano, terminada a mano. Su textura pide quedarse en el cuello, su tacto te recuerda por qué el lujo debe sentirse. Es un detalle casi invisible, como un acorde suspendido que mantiene el tema en el aire.

  • Gilet tejido Birdseye

El comodín más británico del invierno: se cuela bajo el abrigo o sobre una camisa blanca, da estructura sin peso y un toque de irreverencia clásica. Tiene la vibra de un track de Blur: moderno, funcional y con carácter.

El invierno 2025 de Hackett London se escucha como una playlist bien curada: hay clásicos, hay ritmo, hay actitud. Entre tradición y experimentación, la marca afina su propio sonido —uno hecho de tweed, lana y confianza— y demuestra que el buen vestir también puede tener guitarra eléctrica porque, si el estilo tuviera acento, esta temporada sonaría sin duda a inglés.

Foto: Cortesía
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