Las chamarras acolchadas se han convertido en un básico indispensable del otoño y el invierno. Su ligereza, aislamiento térmico y versatilidad las hacen perfectas para enfrentar el frío con estilo. Sin embargo, lavar una chamarra acolchada, ya sea de plumas naturales o sintética, tiene su ciencia, y hacerlo correctamente puede marcar la diferencia.
Más allá de la estética, una chamarra acolchada cumple un propósito: mantener el calor corporal atrapando aire entre sus capas. Si el relleno se apelmaza o pierde volumen, esa función se reduce notablemente. Según el blog de Columbia Sportswear, la falta de limpieza puede provocar que el sudor y el polvo penetren el tejido, afectando la transpirabilidad y deteriorando el recubrimiento impermeable.
Por el contrario, lavarlas con demasiada frecuencia también puede desgastar el aislamiento. Por eso, la clave está en encontrar el equilibrio entre limpieza y conservación.

Lavar tu chamarra de forma adecuada evita que pierda su forma o capacidad térmica. Toma nota de este procedimiento recomendado en el blog de Nike:
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Aunque ambas versiones se ven similares, su estructura no es la misma. Las chamarras de plumas naturales requieren más cuidado, pues el calor o los productos agresivos pueden dañar las plumas. Lo ideal es lavarlas con agua fría, detergente para plumas y secarlas a baja temperatura hasta que estén completamente libres de humedad.
En cambio, las de relleno sintético son más resistentes y fáciles de mantener. El blog de Columbia Sportswear recomienda lavarlas en ciclo delicado con agua fría, sin suavizante, y dejarlas secar al aire sobre una toalla limpia. Es importante voltearlas de vez en cuando para evitar grumos y asegurar un secado uniforme.
Si tu chamarra sólo tiene una mancha o un poco de suciedad, no es necesario un lavado completo. Puedes limpiarla con un paño húmedo y un poco de detergente suave.
Según Nike, esta técnica ayuda a mantener el tejido sin alterar su recubrimiento impermeable. Para los malos olores, basta con remojar la prenda en agua con vinagre blanco o añadir una pizca de bicarbonato de sodio durante el lavado.
Evita los lavados frecuentes y usa productos suaves. Tu chamarra te lo agradecerá, y tú podrás disfrutar de su calidez temporada tras temporada.
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