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Cuenta le leyenda que en 1580, después de que una tremenda inundación destruyó Coatlán, un barrio de indios en Santiago Tlatelolco, un cacique indígena encontró flotando sobre las aguas una imagen de la Virgen de la Asunción. Para honrar tal milagro, mandó a pintarla en una pared de adobe, rodeada de muchos ángeles. La devoción hacia esta imagen creció y se le edificó una capilla. Siglos más tarde, se extendió y se convirtió en la iglesia principal de la actual colonia Guerrero.

A lo largo de su historia, la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles sufrió modificaciones, como la del siglo XVIII, cuando se le añadió una colosal cúpula de unas 500 toneladas de peso. Ahí permaneció de pie por siglos hasta que el 7 de septiembre, el sismo que devastó algunos estados del país cimbró sus muros. Las fisuras que adquirió esa noche empeoraron cuando otro sismo sacudió la capital el martes 19. Su majestuosa cúpula y sus vitrales quedaron severamente lastimados, con grietas que los atravesaban. Cinco días más tarde, poco después de que el padre oficiara la misa de las 12 en la explanada, aquel gran domo colapsó. Trozos de concreto fueron a dar sobre el techo de una escuela, el impacto del desplome provocó un hueco tremendo en el piso de la nave principal; la nube de polvo que se levantó aterró a todos los vecinos.

“La verdad, “la Jefa” nos cuidó ese domingo que se cayó todo. Toda la mañana estuvimos aquí haciendo cosas, la misa se hizo afuera; había mucha gente en el parque. Unas horas antes estuve ahí debajo de la cúpula porque vinieron unos reporteros”, recuerda Marco, sacristán del templo.

La imagen de la virgen quedó intacta en el altar. Y ahí sigue, protegida por una cubierta, invocando algún milagro para que su santuario en ruinas sea recuperado, pues la situación en la que quedó tiene a arquitectos, ingenieros y restauradores buscando la mejor alternativa para restaurarla.

La labor no será fácil. Para devolverle su esplendor, la dirección de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura federal estima un presupuesto de 40 millones de pesos y un arduo trabajo científico que tendrá que adaptarse a ese presupuesto y a los tiempos burocráticos.

Raúl Delgado Lamas, titular de esa instancia, reconoce que la recuperación de esta “paciente en terapia intensiva” será una de las más complicadas que se realizará en la Ciudad de México, pues mientras el FONDEN les pide cumplir con las obras en un periodo determinado de tiempo, como oficina encargada de velar por los monumentos religiosos en el país necesitan consensuar con restauradores, arquitectos, ingenieros estructuralistas, vecinos y autoridades eclesiásticas el proyecto de intervención que se requiere. “Einstein decía que si seguimos la misma ecuación y las mismas fórmulas, nos da los mismos resultados. Así que si reconstruimos la cúpula de la iglesia con la misma tecnología, las mismas piedras y ese peso enorme, sin reforzar sus muros ni recimentar, se volverá a caer porque estamos usando la misma fórmula. Entonces, tenemos que hacer una revisión técnica y científica de lo qué vamos a hacer y en eso estamos, construyendo el mejor proyecto para este caso”, comentó a EL UNIVERSAL en una visita realizada al recinto.

El arquitecto indica que la propuesta es rehacer la cúpula con materiales modernos y ligeros, pues asegura que fue ese “descomunal peso” lo que desestabilizó al monumento histórico. “La linternilla que coronaba la cúpula pesaba 20 toneladas, lo que todavía sobrevive ahí son unas 300 toneladas, y de lo que se cayó fueron como unas 200 toneladas, es un peso descomunal”. Además, está cimentada sobre un suelo fangoso, advierte. En épocas pasadas, la zona sufría constantes inundaciones.

No obstante, la decisión de construir una nueva cúpula tendrá que ser consensuada entre especialistas, ya que para algunos la regla de oro de la restauración y conservación de los inmuebles históricos es evitar la reconstrucción o añadir elementos modernos. “Tenemos que caminar con conocimiento, con cautela, pero también racionalizando los recursos y los tiempos”, dijo.

Los primeros trabajos.La luz natural se filtra directamente por el gran hueco en la cúpula. Desde que colapsó, personal de Sitios y Monumentos e ingenieros de la UNAM monitorean el comportamiento del templo. En una primera etapa, para la que el FONDEN les otorgó recursos que debían aplicar en 60 días, se realizaron trabajos de rescate de los objetos religiosos, retiro de escombros y fragmentos de muros caídos que ahora yacen amontonados en los patios del templo; ahí están también la linternilla y algunos segmentos de azulejos que decoraban la cúpula.

En el interior del inmueble, colocaron andamios como medida preventiva para reforzar algunas partes, pero tendrán que retirarlos pronto debido a que el tiempo y los recursos dispuestos por el FONDEN para esta primera etapa ya vencieron. Según el arquitecto, el retiro de andamios no afectará la estabilidad del inmueble porque no están deteniendo la estructura y en su lugar se procederá a realizar inyecciones en las grietas “para pegar la mampostería”. “Pusimos los andamios porque había unos bloques enormes arriba en el techo y humanamente era imposible mover, tuvimos que usar una grúa”, explicó.

“Ya no es necesario mantener el arrendamiento de unos andamios que elevan los costos, también debemos proteger los recursos. Vamos a retirarlos, pero no es arbitrario, está planeado y pensado”, sostuvo.

A la par de eso, trabajan en la elaboración del proyecto de restauración para gestionar los recursos ante el FONDEN. El arquitecto estima que requerirán 40 millones de pesos. El cálculo, dijo, se hizo pensando en lo que costará toda la restauración de la cúpula, de los vitrales, del edificio en general. “Se prefiguró eso, pero puede que sea más. Si tenemos que hacer algo más, buscaremos apoyo de la iniciativa privada o de la autoridad religiosa, que también es corresponsable con nosotros”.

A pesar de todo, el funcionario considera que podrían tener una primera etapa concluida para el 2 de agosto, fecha en la que los vecinos de la Guerrero celebran a Nuestra Señora de los Ángeles. Por ahora, los rezos y plegarias se elevan desde la explanada de la plaza que lleva el nombre de la virgen.

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