“El desafío impostergable es concluir proyectos de vida donde la gente no deba migrar”, afirmó José Manuel Valenzuela Arce —doctor en Ciencias Sociales por El Colegio de México — en el discurso que leyó durante la entrega de los Premios Nacionales de Artes y Literatura 2023, en el ramo Historia, Ciencias Sociales y Filosofía y que se llevó a cabo esta tarde en la sala principal del Palacio de Bellas Artes.

La ceremonia fue presidida por  la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, en representación del presidente Andrés Manuel López Obrador, y por la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto Guerrero.  

En el presídium estuvieron los también galardonados: Beatriz Espejo, escritora que ha ganado, entre otros premios, el Nacional de Periodismo en 1983 y, una década después, el Colima de Narrativa para obra publicada; Guillermo Velázquez Benavides, compositor, músico y uno de los mayores representantes del huapango arribeño, seleccionado en la categoría Artes y Tradiciones Populares; y Claudio Valdés Kuri, director y  dramaturgo, artista multifacético que ha  explorado la música y el cine.

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Mientras las funcionarias y los galardonados permanecían sentados en el presídium,  los Leones de la Sierra de Xichú, agrupación que tiene a Velázquez a la cabeza, empezó a tocar: “Bienvenidos a la entrega de este premio nacional”. La primera en tomar la palabra fue Frausto, quien le agradeció al músico y lo felicitó, tras   haber tocado, por primera ocasión, en Bellas Artes. “El arte de los pueblos vuelve a este Palacio de donde no debió salir”, dijo la secretaria y presentó a los artistas: Espejo, quien tiene 84 años y es reconocida por ser una de las principales narradoras latinoamericanas y plasmar la visión femenina en sus historias, se formó en los talleres de Juan José Arreola y es, en palabras de Frausto, “feminista a punta de pluma y rebeldía”; en el caso de Valdés Kuri, dijo que la escena mexicana se ha internacionalizado gracias a su impulso; a Valenzuela lo describió como el más destacado investigador de la frontera —”gracias por recordar que la frontera es un punto de creación”— y a Velázquez, como uno de los artistas que más ha transmitido la raíz cultural mexicana: “Nos ha llenado de bendiciones con su música”, afirmó y resaltó que el mejor homenaje para ellos es, en cada caso, leerlos, escucharlos e ir al teatro. Antes de que los artistas tomaran la palabra, Frausto y Alcalde les entregaron, respectivamente, la medalla y el diploma.

Espejo contó que, tras una operación reciente en la cadera, tuvo autorización médica para recibir el premio, siempre y cuando lo hiciera en silla de ruedas. “México tiene derecho a la salud y la cultura”, dijo y mencionó  que, en 2018, Frausto la nominó al Premio Inés Arredondo. Fue testigo, recordó, de cómo el Premio de Artes y Literatura lo ganaron escritores e intelectuales  como Rubén Bonifaz Nuño y Emmanuel Carballo. “Reciban un gran abrazo y que en lo sucesivo puedan sentir la gran emoción que llevo dentro”.

Valdés Kuri, al tomar la palabra, habló con profundidad sobre el sentido del reconocimiento. “Todo lo que nos sucede, sea bello o atroz, es para nuestro bien, entendiendo lo útil como la forma más alta del amor”. Además celebró el cambio de conciencia y la evolución espiritual que sucede, en el presente, desde  pequeños grupos sociales.

Valenzuela se centró en el campo de estudio que ha ocupado su carrera; lamentó que la violencia sea la principal causa de muerte de los jóvenes , no sólo en México, sino en América Latina, e hizo mención de quienes han elegido vivir el presente al límite, quienes prefieren “vivir una hora de rey que una vida de buey”. Terminó con una frase del escritor François Rabelais: “Ciencia sin conciencia es ruina del alma”.
Por último, Velázquez hizo honor a los “poetas sin títulos ni linaje (...) hombres de temple de acero” y  afirmó que no desea que el premio aporte a su vanidad; que él seguirá siendo la misma persona; especuló que quizá no merece el galardón, y que    “nunca obtendrá Peso Pluma este Premio Nacional”. El grito “Viva México” fue punto final de su discurso.

Alcalde mencionó las trayectorias de cada uno  y afirmó, antes de concluir, que espera que ellos nunca dejen de asombrarnos.
Velázquez y los Leones de la Sierra de Xichú volvieron a tocar: “Viva la música tradicional, la poesía popular y qué vivan las mujeres”, fueron las palabras de arranque antes de que, en el fervor de la música, ciertos asistentes se levantaran a bailar entre las butacas. En la terraza hubo un coctel para los ganadores.

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